Lunes 13 de Julio de 2009 Edicion impresa pag. 29 > Cultura y Espectaculos
EN CLAVE DE Y: ¡Adivinen, adivinadores y adivinadoras!

A ver cómo andamos con los juegos mentales, querida lectora, estimado lector. No es muy complicado, eso creo. ¿Cuáles son las dos palabras que tienen cinco letras, empiezan y terminan con la misma, tienen el mismo número de consonantes, de las cuales comparten una, además de la primera letra, y difieren sólo en una vocal? ¿No? Vamos con algunas ayuditas.

Se han repetido y se siguen repitiendo mucho, sosteniéndose en la opinión pública y en la publicada.

Estamos acostumbrados a ellas, sobre todo en América Latina; si bien una hacía bastante que no la usábamos en tiempo presente (unos 36 años) en Argentina. La otra, es una compañía habitual, tanto que se decidió a recuperar el primer plano.

Comparten también una gran confusión en la información, casi se podría decir que todo el mundo no sabía de qué estaba hablando, con la excepción de grupos de poder, de diverso uniforme, colores y sectores, que sí lo sabían.

Una, le costó la democracia a un país de América Central -espero, rezo, danzo, prendo velas- para que sea temporalmente. La otra le costó la cabeza a una ministra en nuestro país, si bien parecería que cierto tema vinculado a las obras sociales sindicales tuvo mucho, mucho más que ver.

¿Todavía no? Vamos, póngase las pilas. Más ayuditas.

Ambas mutan, con diverso grado de sofisticación. Una, nos encontró sin saber bien qué era, hasta que la pescamos; la otra, se sacó la careta, poniendo trajes y sotanas al frente, que es una excelente manera de mutar.

Una, provino de un animalito muy simpático en los dibujos animados, sabroso y caro en la mesa. La otra se tejió en conciliábulos y campañas mediáticas.

Las dos demonizaron antiguos nombres: una le puso letras mayúsculas y número, la globalizó. La otra cambió la amenaza comunista por la epidemia bolivariana.

Ambas ocasionaron muertos, no se sabe bien cuántos, aunque sus predecesoras llevan ventaja por miles.

Coinciden también en la desinformación informada: para identificar a una, digamos que el apoyo de la máxima autoridad argentina a la máxima autoridad de ese país de América Central, casi en situ, fue muy criticada (con algunas excepciones, como si no supiéramos o no nos acordáramos del daño que nos causó.) Para citar un medio paradigmático, la CNN la llamó con términos incoloros, inodoros e insípidos -¿quién de "arriba" geográficamente hablando, dio la directiva?- y poco después, le puso el nombre de las cinco letras, directiva mediante, claro. ¡Si hasta el Vaticano le puso el verdadero nombre y lo retó a su obispo en el lugar!

La otra, la bautizada con mayúsculas y números, fue y es un formidable negocio, al menos para laboratorios, farmacias y afines. Se agotaron todos los artículos preventivos, curativos, paliativos, se usaron bien, se usaron mal, lo que costaba centavos se fue a veinte pesos y el humilde jabón y la común agua fueron sustituidos por un invento que mezcla un producto con un sostén en estado ¿gaseoso? No. ¿Líquido? Frío, frío. ¿Sólido? No. Vamos, ¿qué queda? A ver esa química de la primaria.

A esta altura, usted ya sabe, eh?

Sí señor, sí señora. ¡Gripe y golpe! Muuuy bien. Salvamos el honor. Es bastante elemental, y dígame si no sería un buen ejercicio para los chicos, en esos cuadernillos que les reparten para que mientras duren sus larguísimas vacaciones -para su alegría, que no para sus padres, poco habituados a toda la familia en casa- no pierdan el hábito ni los contenidos. Ni la memoria.

Y nosotros tampoco. Digo, eso de perder la memoria.

 

MARÍA EMILIA SALTO
bebasalto@hotmail.com

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