Desde su misma génesis el profesorado de educación física que se dicta en el CRUB enuncia que tiene "orientación en actividades de montaña". A lo largo de los años sus directivos y docentes intentaron que los egresados puedan desempeñarse como guías de montaña e instructores de esquí. Dos actividades con buen marketing que convocaron a centenares de jóvenes a estudiar la carrera.
No obstante la universidad nunca conformó un plan de estudios que realmente capacite a sus alumnos en estas actividades, en primer lugar por razones presupuestarias y en segundo por razones operativas y hasta filosóficas. En la práctica, muchos directivos y docentes de la UNC no están de acuerdo con las salidas a la montaña y los cursos de esquí.
No viene al caso analizar si una universidad pública debe enseñar a esquiar y caminar por la montaña; pero si lo hace, debería hacerlo bien. Al profesorado del CRUB ingresan alumnos que nunca esquiaron y tampoco caminaron por la cordillera. Es poco serio pretender habilitarlos como instructores de esquí y guías de montaña mediante unas pocas horas cátedra. Ambas profesiones requieren en primer lugar conocer y practicar muy bien el deporte y luego dominar las formas para enseñarlo. En el profesorado también se dictan clases de psicología, por ejemplo, pero los egresados no obtienen el título de psicólogo.
Como es habitual, las víctimas son los más débiles, en este caso los alumnos. Algunos realizaron manifestaciones públicas, reclamando que la empresa concesionaria de la montaña les otorgue beneficios especiales, invocando supuestos derechos provenientes de la educación pública y gratuita. Un reclamo fuera de contexto, ya que debería ser realizado ante la universidad, responsable de la carrera.
También es injusto que se acuse a la AADIDES de ser "discriminatoria", cuando lo único que pretende es mantener los niveles mínimos de calidad y técnica que deben tener los instructores de esquí, aquí y en otros lugares del mundo.
TONCEK ARKO
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