No cabe ninguna duda de que el avance científico y tecnológico ayudó a la humanidad a vivir en forma más humana, pero al mismo tiempo empezó a marcar cada vez más la distancia entre los poderosos y los más pobres.
La industrialización, entre otras cosas, hizo que la gente estuviera más "cerca". Las comunicaciones, el transporte, los avances de la medicina, la fabricación de medicamentos y vacunas, etc. La esperanza de vida aumentó muchísimo, pero el respeto hacia el medio ambiente decreció a la misma velocidad que nos industrializamos.
La presión que está soportando el planeta por la explotación sin límite de nuestros recursos naturales pone en serio riesgo la supervivencia de los seres vivos en el futuro cercano.
El gigantesco consumo de combustibles, petróleo, gas y carbón, así como el incremento de actividades industriales que generan emisiones de gases que aumentan el efecto invernadero están contaminando las capas bajas de la atmósfera produciendo lo que se llama el calentamiento global. Esto plantea una difícil situación que nos enfrenta: el pasado, el presente y el futuro.
Los responsables del estado actual del planeta no son solamente los gases que producen el aumento del efecto invernadero, hay que tener en cuenta qué cosas fueron cambiando mientras la historia de los últimos siglos de la humanidad avanzaba.
? En el siglo XX la población urbana aumentó 10 veces y la rural 2 veces.
? Hoy el 50% de la población mundial vive en zonas urbanas.
? En el 1800, sólo Londres y Pekín tenían más de un millón de habitantes.
? En 1950 eran 85 y en el 2000, unas 388 ciudades.
? A fines del siglo XX, sólo 10 megalópolis (de más de 10 millones de habitantes).
? En el 2000 eran 16 megalópolis, concentrando el 4% de la población mundial.
? Hoy, 900 millones de habitantes urbanos viven en zonas de barrios marginales.
? 1.200 millones de personas en zonas urbanas utilizan agua subterránea.
? 1.800 millones de personas en zonas urbanas utilizan aguas superficiales.
? En América Latina y el Caribe, 120 millones viven en zonas urbanas y un 30% de ese total no tiene agua potable.
? 150 millones no tienen saneamiento adecuado, eso significa un 40% de la población urbana.
? En el siglo XX, la población pasó de 220 millones a 2.800 millones.
No cabe ninguna duda de que la desigualdad que existe entre los pueblos del mundo ha intensificado los efectos que está provocando el calentamiento global que, según los pronósticos actuales, no son buenos para los próximos decenios.
La mayoría de la gente cree que el calentamiento del planeta obedece únicamente a la combustión del petróleo y el gas, pero en realidad la deforestación por ejemplo contribuye emitiendo del 25 al 30% de los gases que crean el efecto invernadero -unos 1.600 millones de toneladas-, liberados a la atmósfera todos los años.
Los árboles están compuestos de carbono en un 50% y, una vez talados, ese carbono que almacenan regresa a la atmósfera. Según cifras de la FAO, todos los años se pierden unos 13 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo, la mayor parte en las zonas tropicales. En África, América Latina y el sudeste asiático sigue existiendo un elevado índice de deforestación.
En un 80% la deforestación se debe al incremento de las tierras agrícolas, con el objetivo de alimentar a una población mundial cada vez más numerosa. La solución pasa en parte por aumentar la productividad agrícola, de forma que disminuya la presión sobre los bosques.
Muchos más ejemplos de otras áreas de la producción se podrían incorporar mostrando cómo contribuyen en el aumento del efecto invernadero.
En el último informe del Panel Internacional sobre el Cambio Climático se expresa: Las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero deben disminuir, como límite, a partir del 2015 si se quiere mantener el alza de la temperatura mundial entre 2 y 2,4ºC, aseguró la ONU en las conclusiones sobre cambio climático.
Para estabilizar la contaminación atmosférica del dióxido de carbono y otros gases, será necesario que las actuales emisiones se reduzcan entre 50 y 85% para el 2050. Limitar el calentamiento global costaría alrededor del 0,12% del PBI mundial.
En la actualidad, el nivel se sitúa en torno de 445 partículas de CO2 por millón y, según los expertos, evitar que suba podría frenar el alza de la temperatura en dos grados centígrados.
En otro escenario, el mantener el nivel de concentración entre 535 y 590 partículas por millón, costaría entre el 0,2% y el 2,5% del PBI mundial.
En principio, los países de la Unión Europea se han marcado el objetivo de mantener la concentración en torno del nivel de 530 partículas de CO2 por millón.
Casi todas las potenciales soluciones que los expertos del IPCC citan en su último informe pasan por la reducción de la quema de combustibles fósiles, un mayor empleo de biocombustibles, el uso de energías como la solar, eólica, hidroeléctrica y hasta la nuclear, aunque esta última no la han recomendado.
En relación con el comercio del carbón, una de las principales fuentes de contaminación atmosférica, dice el informe que establecer un precio o tasa de 50 dólares por tonelada de dióxido de carbono puede contribuir a reducir entre el 27% y el 52% las emisiones de gas, mientras que si se fija a 100 dólares por tonelada, ayudará a que disminuyan hasta el 63%.
Según el informe, las emisiones de dióxido de carbono, que son las principales causantes del efecto invernadero, está previsto que aumenten hasta 110% de aquí al 2030, a menos que se actúe de inmediato.
En el sector del transporte, que es la fuente de emisiones de gas que más rápidamente aumenta, se destaca como opción la fabricación de los vehículos híbridos, que ya están en el mercado, mayores impuestos para los aceites derivados de fósiles, incentivos para la mejora de los sistemas de transporte público y empleo de medios de transporte no motorizados, como la bicicleta.
En materia de agricultura, señalan los expertos que la mejora de la gestión del suelo rústico y los bosques, con énfasis en la reforestación y la prevención de la deforestación, ofrece una de las alternativas "más fáciles y baratas" para el ahorro de emisiones de gas contaminante.
El número de muertes anuales provocadas por el cambio climático se habrá doblado dentro de 25 años, elevándose a más de 300.000 en el 2030, según un informe que está finalizando la Organización Mundial de la Salud. Tendrá impacto en las enfermedades diarreicas, la malaria y la desnutrición, sobre todo en el mundo en desarrollo. Los cálculos de la OMS se han basado en una investigación de Tony McMichael, de la Universidad Nacional de Australia, que estimó que en el 2000 murieron unas 166.000 personas y se produjeron 5,5 millones por culpa del calentamiento registrado desde el año 1970.
El futuro cercano nos enfrenta a importantísimas decisiones que ya la ciencia ha señalado, sin embargo la política, la ética y la falta de moral internacional están poniendo en un riesgo creciente a toda la humanidad.
EDUARDO M. BANÚS (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Licenciado en Meteorología de la UBA, ex director de Relaciones Interinstitucionales del Conicet, ex director del Proyecto Internacional sobre Cambio Climático-GEF/UNDP/WMO, ex gerente de Proyectos Internacionales del Instituto Interamericano para las Investigaciones del Cambio Climático Global, Sao Paulo, Brasil; ex consultor especial para Ciencias Básicas e Ingeniería de la Oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe de la UNESCO, Montevideo, Uruguay; actual consultor de la UNESCO.