CIPOLLETTI (AC).- El terreno estaba destinado desde hace "más de 15 años", recordaban los vecinos. Se levantaron las bases pero el tiempo pasó sin que la obra se pudiera concretar. Recién ahora, y luego de reiterados pedidos, el centro comunitario del barrio rural Santa Elena de Cipolletti se convirtió en realidad.
Ayer a la tarde inauguraron el edificio de 100 metros cuadrados cubiertos, donde los pobladores podrán realizar desde cursos de capacitación hasta diversas recreativas. El lugar lleva el nombre de "Eduardo Mello", el joven que vivía justo enfrente de ese sector y que fue asesinado el 22 de enero cuando aparentemente intentaron robarle la moto. "Para nosotros es una honra, un privilegio. Quienes conocieron a mi hijo saben la clase de persona que era", dijo emocionado Jorge Mello, padre del joven.
El centro de Santa Elena, un barrio rural ubicado a unos tres kilómetros al noreste del casco urbano de la ciudad, es el undécimo que se construye desde 2004. Cuenta con un salón de usos múltiples, dos salas para cursos y talleres y un área de servicios compuesta por baños y cocina. Su construcción costó unos 230.000 pesos.
"En los últimos cinco años el municipio puso en funcionamiento otros diez centros comunitarios. En ellos no sólo se logra tener un lugar físico para que los vecinos realicen actividades sino que también son los espacios en los que se impulsan capacitaciones, recreación y tareas de prevención, entre muchas otras", destacaron desde el gobierno local. En algunos casos los salones fueron edificados o reacondicionados por administración municipal; en otros, con la colaboración de los vecinos o por contratación.
La inauguración del edificio en Santa Elena se realizó ayer alrededor de las 14. Uno de los oradores del acto fue el intendente Alberto Weretilneck, quien destacó la importancia de estos espacios comunes para fortalecer los vínculos de cada barrio, "porque así recuperamos la solidaridad y el espíritu de trabajo conjunto", sostuvo. Dijo que el edificio lleva el nombre de Eduardo Mello, como una forma de recordar "todas las cosas que nos pasan".
"Los pueblos que olvidan están condenados a repetir la historia y nosotros queremos que estos hechos de inseguridad no vuelvan a ocurrir nunca más. Tenemos a los vecinos de nuestro lado y esperamos que la policía y la Justicia interpreten estos mensajes", remarcó.