Es muy difícil condensar en pocas palabras lo que se siente cuando una amiga parte en forma tan sorpresiva dejándonos sumidos entre el dolor y la incredulidad. Y digo amiga por compartir sueños e intercambiar en forma cotidiana impresiones, libros, folletos, investigaciones y todo tipo de material que hace a la cultura de nuestra provincia y de Valcheta en particular.
A los 63 años de edad María Inés Kopp, directora del Museo Regional, quiso marcharse silenciosamente dejando en todos una sensación de impotencia por las muchas actividades que aún restaban por hacer, como ver finalizada la remodelación y ampliación del edificio del museo.
La conocí a principios de los años 70 cuando desde su Carmen de Patagones, por el trabajo de su esposo, venía a Valcheta con el sueño de instalar un museo. Ese sueño después de mucho esfuerzo se cristaliza en 1978 cuando siguiendo las instrucciones del director del Centro de Investigaciones Científicas, el Dr. Rodolfo M. Casamiquela, se abrieron por primera vez las puertas del edificio que comenzó a funcionar en el histórico edificio de la vieja Usina.
María Inés recorrió las precarias huellas de ripio de los parajes en la busca de objetos, documentos y utensilios para exponer, a pesar de que solía decir que "en los campos hay que mentalizar a la gente para que proteja sus cosas, por si explota la actividad turística".
Fue una celosa guardiana de los yacimientos líticos, de las zonas sensibles de la meseta de Somuncura, del Bajo de Santa Rosa, de la cuenca del arroyo con la mojarrita desnuda del paraje Chipauquil y del bosque petrificado, entendiendo antes que muchos que eran lugares que se debían proteger y conservar.
Fue también la impulsora de traer a científicos e investigadores para estudiar in situ las valiosas piezas que se atesoraron a lo largo de los años superando actualmente las 4.000, destacando entre ellas una volanta de la época colonial, material lítico, dientes de tiburón, paladar de rayas, corales, coprolitos, turritelas y en lugar destacado los huevos de titanosaurios, entre otras muchas.
Una variedad de avispa presa en resina de araucaria, por ser ella su descubridora lleva su apellido latinizado: "Kopitae".
María Inés era la mamá de la reconocida modelo Daniela Cardone, además de Romina -recién recibida de museóloga-, de Mauro -radicado en España-, de Fabio y de Jorge, su hijo adoptivo.
Oportunamente en una nota periodística expresó que "Mi hija Romina me da una mano con tareas de difusión. Yo quisiera que quedara alguien que uno sepa que va a estar 30 años haciendo lo mismo que yo hago desde que esto se creó. Lo único que quiero es que quien me siga sea una persona que va a cuidar esto con el mismo amor que le puse en estos treinta años. Porque los años se van y no nos quedan ya fuerzas para luchar".
Adiós María Inés, los que fuimos tus amigos siempre te recordaremos.
JORGE CASTAÑEDA
Valcheta (RN)