El gobierno dio a conocer los cambios en Economía. La anunciada salida de Carlos Fernández no fue una sorpresa para nadie. La llegada de Armando Boudou generó decepción entre el empresariado e inversores. "Es más de lo mismo", confió anoche un encumbrado empresario alimenticio al ser consultado por el tema.

Fuentes de Economía adelantaron que, confirmada la salida de Fernández, la secretaría de la presidencia se comunicó primero con el titular del Banco Central, Martín Redrado, y luego con la presidenta del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, para ofrecerles el cargo vacante. La negativa de ambos se tradujo en un mismo reclamo: la permanencia en su cargo del secretario Guillermo Moreno.

"Es imposible tener doble comando en Economía. Si no se va Moreno, toda persona que llegue el ministerio no tendrá margen de acción y quedará reducida al escarnio", confió anoche uno de los voceros de Redrado.

Está claro que el Ejecutivo se está quedando sin gente de reemplazo. Pocos son los que quieren tomar puestos estratégicos ante un escenario político y económico realmente complejo para el oficialismo.

En la medida en que el gobierno no mande señales claras sobre el futuro de la economía, pocos serán los que se suban a esta nueva aventura oficial. Y la primera señal que tiene que enviar la administración Kirchner es la salida de Guillermo Moreno. El desgaste de este polémico funcionario no tiene retorno.

El actual escenario muestra, en definitiva, la debilidad que sufre el gobierno luego de la derrota del 28 de junio. No tiene hombres de recambio. La llegada de Diego Bossio a la Anses es parte de esta tragicomedia. Manejará una caja millonaria con sólo 29 años, sin experiencia en seguridad social ni en niveles ejecutivos de importancia. Poco serio.

JAVIER LOJO
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