Miércoles 08 de Julio de 2009 Edicion impresa pag. 23 > Internacionales
Una cumbre signada por la crisis global y el reclamo de emergentes

L´AQUILA, Italia (AFP) - Con un ojo en el sismógrafo y otro en las convulsiones económicas y políticas del planeta, los líderes de los ocho países más industrializados (G8) inician hoy una cumbre de tres días en la ciudad italiana de L´Acquila, devastada en abril por un terremoto que dejó unos 300 muertos.

El G8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Italia y Rusia) se reunirá además con el G5 de potencias emergentes (China, India, Brasil, México y Sudáfrica), que claman por más poder en las grandes instancias mundiales y en la elaboración de respuestas a la crisis económica y financiera que estalló hace dos años en el corazón de los países ricos.

El calentamiento climático y las políticas de ayuda a los países más pobres figuran en la agenda de esos encuentros. También estarán presentes algunos de los numerosos frentes de crisis del mundo, como las cuestiones nucleares norcoreana e iraní y la "guerra contra el terrorismo" en Afganistán y Pakistán, así como algunos "invitados" de último momento, como los disturbios étnicos en China y el golpe de Estado en Honduras.

La crisis mundial inspira temores apocalípticos y llamados a amarrar los mercados a normas políticas, jurídicas o morales más estrictas, para reparar los estragos dejados por la política neoliberal de los años 90.

El presidente francés Nicolas Sarkozy y su homólogo brasileño Luiz Inacio Lula da Silva anunciaron el martes, tras reunirse en París, que llevarán a L´Aquila "el discurso del cambio". "Pediremos un cambio en la gobernanza mundial, para que haya más justicia y más equilibrio para compartir las responsabilidades", dijo Sarkozy en una rueda de prensa conjunta. "Deseamos que el sistema financiero sea modificado y que esté vigilado, queremos terminar con los paraísos fiscales y actuar para obtener una economía más libre y dinámica", dijo Lula.

El director de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Pascal Lamy, lanzó presagios poco tranquilizadores, al afirmar que "lo peor de la crisis en materia social está por venir". "Quiero decir que lo peor de la crisis en materia política, está por venir", insistió Lamy, quien abogará en el G8 por una rápida conclusión de la Ronda de Doha para evitar una guerra comercial como la que se dio en los años 30 en el marco de la Gran Depresión y de la instalación de regímenes autoritarios.

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