Miércoles 08 de Julio de 2009 Edicion impresa pag. 27 > Sociedad
OPINIÓN: Por siempre jamás

Los ídolos pop no mueren. Al menos esto presuponen los fanáticos. Porque si a John Lennon un desquiciado no lo hubiera matado a tiros aun estaría entre nosotros. Mike Jagger continúa saltando como un poseso sobre el escenario y su contraparte, Keith Richard, todavía mantiene extraños diálogos con su guitarra incluso después de caerse de cabeza de un cocotero. Charly García insiste. Sandro aguarda por un supertrasplante. De Jim Morrison sólo hay especulaciones. Y Elvis, Elvis está vivo.

¿Michael Jackson muerto? No, eso sería demasiado si fuera real. La noticia es un cuento. La parafernalia del acto de ayer no hizo más que corroborar un hecho crucial: "Jacko" vive entre nosotros. En rigor, hace unas horas nomás, en el programa de Larry King (uno de los shows con mayor audiencia en USA), se vio un video grabado en Neverland donde se alcanza a observar cómo una sombra cruza la cámara ¡El fantasma de Michael vaga por los pasillos de "Nunca Jamás"! Han exclamado todos al unísono y con alegría desbordante. Ya vendrán las comunicaciones telepáticas, los mediums y los especialistas en transmisiones vía mail desde el más allá. Otra historia comienza.

Por supuesto, las apuestas acerca de quien encarnará a Michael en el cine están sobre la mesa. Dicen que Johnny Depp firmó primero en una larga lista de aspirantes (no Will Smith, por favor, esta vez vos no) al trofeo.

El último adiós al Rey del Pop, estuvo revestido de gestos de espiritualidad, juramentos y reivindicaciones raciales. Porque, no lo olvidemos, fue Michael Jackson, desteñido y todo, quien marcó el camino de su gente.

La muerte del astro fue una pieza de energía concentrada que se expandió en el inmenso océano de la red. Si Lady Diana hubiera tenido semejantes recursos a su alcance su despedida también habría sido un enorme fluir digital. Pero fue otra cosa, en un tiempo muy lejano (poco más de 10 años).

Irónicamente el final de Jackson ha venido a revitalizar su iconografía y su obra.

Todo lo que estaba muerto mientras el artista estaba vivo, ahora goza de excelente salud. Sus discos se venden por millones, sus objetos personales representan el Santo Grial de los cazadores de fortunas, los derechos por su imagen han regresado desde un pasado mitológico para hacer rico a quién sabe quién, y su música, santo dios, su música nunca había recibido tanta atención desde ¿Bad? Y eso fue hace miles de años luz.

Ahora sabemos que Jackson conservaba bajo siete llaves toneladas de canciones que nunca salieron a la luz por motivos que uno ya puede imaginar. A esta altura es una obviedad decirlo, hay Michael Jackson para rato.

Sí, Jackson por siempre jamás.

 

CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar

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