Con una gran reacción en el segundo tiempo, apuntalado por la vigencia interminable del Loco Martín Palermo, Boca le dio vuelta el partido a Colón y lo derrotó 3-1 en Santa Fe. Juan Román Riquelme fue expulsado en el inicio del complemento.
A pesar de caer en su última presentación, el público Sabalero reconoció con un cerrado aplauso la gran campaña de Colón, que estuvo peleando por el campeonato e ingresar a las copas hasta último momento.
Boca pudo concluir con una sonrisa un semestre que será olvidado rápidamente como consecuencia de la temprana eliminación en la Libertadores y el flojo papel que cumplió en el torneo local.
Ahora será tiempo de vacaciones y esperar el arranque del nuevo proceso del Coco Basile. Una etapa que no será sencilla, porque Boca estará más obligado que nunca a ganar títulos.
En el medio estarán las negociaciones con varios históricos, algunos de los cuales ya se anuncia que no seguirán en el club.
Germán Rivarola, con ayuda de Hugo Ibarra, precisamente uno de los que está con un pie afuera del futuro boquense, puso en ventaja al local en la primera parte.
Todo parecía indicar que el triunfo iba a quedar en poder del conjunto de Antonio Mohamed después de que Boca se quedara con 10 jugadores a los 5 minutos del segundo tiempo cuando se fue expulsado Juan Román Riquelme por recibir una amarilla atrás de la otro y la posterior roja luego de protestarle insistentemente al árbitro Beligoy.
Pero en ese momento Boca, que estuvo desconocido en esta primera parte de la temporada, recuperó su mística y dio vuelta el partido con dos goles de Martín Palermo (el primero con la colaboración del arquero local Diego Pozo), la figura del encuentro, y otro de Sebastián Battaglia de cabeza a la salida de un tiro de esquina.
Colón no tuvo resto para ir nuevamente en busca de la victoria y Boca manejó el final con la misma tranquilidad de otras épocas, esas que el hincha reclama que vuelvan.