| Aquí, un homenaje a quien con sensibilidad cambió para siempre la danza.Un manto de rosas rojas colma el escenario de un gran teatro de Barcelona. Hay gritos, ovaciones, lágrimas en los ojos respondiendo a lo que acaba de ocurrir. Mas de veinte bailarines agradecen los aplausos luego de interpretar “la obra de una maestra”, Pina Bausch y sus “Limpiadores de ventanas”. Luego de unos minutos se hace presente la gran coreógrafa alemana. Humilde, sencilla, ante un auditorio que se desploma de admiración.En ese momento, me uno a un grupo de espectadores y corro hacia ella mientras pasan por mi cabeza imágenes que dan cuenta de por qué esa mujer de largos cabellos, menuda y frágil como figura de un cuadro de Modigliani, es un referente en mi vida. La tengo ante mí e intento guardar en la retina de mis ojos, la imagen de quien guiara mis pasos en la danza.Ante la noticia de su reciente deceso –el 30 de junio– siento consternación y tristeza:_el mundo ha perdido repentina y prematuramente a una de las más grandes artistas del siglo XX. Una bailarina y coreógrafa excepcional.En el análisis de su obra, el chileno Adolfo Vásquez Rocca afirma: ”La danza expresionista también llamada danza abstracta, nace en el contexto de la agitación de las grandes vanguardias europeas de comienzos del siglo XX. La danza tradicional, vinculada al ballet clásico, fue transformada mediante una nueva estética de movimiento corporal donde no impera ya el valor de la métrica, el ritmo, los saltos y pasos previamente establecidos. En la danza expresionista, se recupera el movimiento libre, una interacción más dinámica con el espacio, y la posibilidad de la auto expresión corporal. Las obras de Pina Bausch no siguen una estructura narrativa ni una progresión lineal, se construyen más bien a partir de una serie de episodios. Múltiples acciones escénicas simultáneas, imágenes impactantes, la utilización de las experiencias especificas de sus bailarines, de actividades cotidianas, de textos dirigidos a menudo al público y de una gran variedad de músicas en la banda sonora, son elementos que llevan al sello reconocible de Bausch y que han pasado a formar parte de un léxico de la Danza- Teatro”.Personaje transgresor, transformada en mito por su contribución al arte, esa revolucionaria rompió con las estructuras de la danza tradicional y su estética, proponiendo un nuevo lenguaje de movimiento, provocando una renovación del pensamiento en la creación artística. Ver una obra de Pina es entender nuestra época.El arte para Pina Bausch era la vida misma. Lo cotidiano lo llevó al escenario para dar un reflejo de nosotros mismos. Llegó a su propia meta manteniendo fidelidad a su estilo, con sensibilidad, coraje, tenacidad y compromiso para otorgar a la danza el lugar de relieve merecido.Quienes la acompañaron artísticamente en su trayectoria significan su experiencia singular. Dice Jan Minarik: “No hago nada que no sea natural en mi. A menudo hay cosas que un hombre no puede hacer en su vida, y que, de pronto, como en un sueño extraordinario le esta permitido hacer”. Y_Mechthild Grobmann: “Tiene la capacidad de ver todo con ojos nuevos. A través de su mirada a menudo sentí que yo también comprendía algo que antes no entendía.Haciendo un repaso de sus comentarios en diversas entrevistas ella desborda una autenticidad tal, que trasunta originalidad. “Nunca pensé en ser coreógrafa. Hice mis primeras obras porque quería bailar. No había nadie que hiciera lo que quería, y yo quería una obra para bailarla yo”, dijo una vez. Y también: “Nunca ahorramos en lo que dimos; siempre fue el máximo absoluto. Siempre se consideró poco lo que era mucho. Siempre fuimos hasta el límite y todo es muy frágil, pues somos un pequeño equipo para aquello que hacemos. Si un pequeño engranaje no funciona todo se desmorona. Son personas que forman un todo”. Por último define su motivación creativa esta frase: “No me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo moviliza”. Desde la década del ’80 realizó distintas residencias en algunas de las grandes capitales del mundo, porque consideró imprescindible viajar, en el sentido más amplio de la palabra, tanto dentro de si como explorando otras culturas.Visitó nuestro país en dos oportunidades. Primero en 1980 con la Wuppertaller Tanztheater cuando aun su público de Wuppertal, esa pequeña localidad alemana, se dividía entre admiradores y detractores. Y luego en 1995 con su obra “Bandoneón”, con enorme afluencia de público en el Teatro San Martín.Entre las obras más destacadas de su legado, que seguirán siendo fuente de consulta y aprendizaje figuran: “Adagio-Cinco canciones de Gustav Malher” (1974), Siete pecados capitales (1976), Café Müller (1974), Orfeo y Euridice, Komm Tanz Mit Mir y Danzon (1995), Limpiadores de Ventanas, entre otras. Con Pina Bausch, se pierde no sólo una creadora fantástica que supo explorar y expresar el lado mas enigmático y desesperado del ser humano junto a su cotidianidad , sino también a una mujer extraordinaria de una exquisita sensibilidad y entrega sin limites, que vivirá siempre entre nosotros.(*) Es profesora de danza clásica y contemporánea y coreógrafa del IUPA. Se perfeccionó en Bélgica y Holanda, y participó en festivales internacionales. Mail: maria_laurabalmaceda@hotmail.com Pina fue un personaje transformado en mito por su contribución al arte. Ver una obra de ella es entender nuestra época. Figura del Festival de Otoño 2009 El Festival de Otoño 2009 de Madrid, a celebrarse del 4 al 29 de noviembre, hará un homenaje especial a la fallecida coreógrafa Pina Bausch, una asidua protagonista del evento, y presentará 35 espectáculos, entre los que se cuentan obras del argentino Daniel Veronese y del italiano Piccolo Teatro de Milano. Los organizadores presentaron la programación del encuentro, que incluye teatro, danza y circo de 20 países incluida España, de los que la mayoría proceden de Europa. La inauguración estará a cargo de “Kontakthof”, una pieza para 27 bailarines que Bausch recuperó el año pasado para un aniversario de su compañía del Tanztheater Wuppertal y de la que realizó dos versiones, una con niños y otra con bailarines mayores de 65 años. Esta última será la que llegará a Madrid el 4 de noviembre, indicó el director artístico del festival, Ariel Goldenberg. “Pina Bausch fue una colaboradora constante de este festival”, recordó Goldenberg a la coreógrafa fallecida por un cáncer de forma inesperada esta semana, y no excluyó que se le tribute además un homenaje especial junto con el Instituto Goethe. Evocó además la relación personal que lo unía a ella tras ser su asistente en una puesta en escena de “Café Müller” hace 32 años en Nancy, Francia, en uno de sus primeros trabajos en el mundo del teatro. Por su parte, la Compañía de Daniel Veronese traerá “El desarrollo de la civilización venidera/Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo”, dos versiones de “Casa de muñecas” y “Hedda Gabler”, respectivamente, de Ibsen, que llegarán a España tras su presentación en Buenos Aires. Otro argentino será Claudio Tolcachir con “Tercer cuerpo (la historia de un intento absurdo)”, El programa va desde el clasicismo del Piccolo Teatro de Milano, que cerrará el evento, hasta la vanguardia audiovisual del austríaco Kurt Hentschläger. Las obras se presentarán en 21 espacios de la capital y otros diez municipios. (DPA) | |