NUEVA DELHI.- En ninguna otra parte de Afganistán los talibanes tienen tanto poder como en Helmand, la provincia sureña de cultivo del opio que produce más narcóticos que cualquier otra parte del mundo; y que llena los cofres de los insurgentes.

Ayer, miles de soldados estadounidenses comenzaron a desplegarse en la región con el objetivo de finalmente poner a ésta bajo el control del gobierno en Kabul.

La operación, según el diario "The Washington Post", es la mayor ofensiva emprendida por marines estadounidenses desde la de 2004 en Faluyah, Irak. Al mismo tiempo es la primera gran operación a realizarse bajo la presidencia de Barack Obama, quien espera que su renovada estrategia en Afganistán cambie los acontecimientos en las montañas del Hindukush.

Tras años de afirmaciones muy optimistas del entonces presidente George W. Bush, la administración Obama ha reconocido la seriedad de la situación en Afganistán y el mes pasado convocó en Nueva York a una reunión de expertos de seguridad que tienen papeles líderes en la nueva estrategia de Obama lanzada en la primavera (boreal).

Un memorando interno de esa reunión, dice que Estados Unidos "puede no estar perdiendo realmente, pero ciertamente no estamos ganando".

El texto del memorando añade que los éxitos deberán ser visibles dentro de los siguientes 18 meses, o de lo contrario los gobiernos y los ciudadanos de las fuerzas de la coalición internacional en la región sacarán la conclusión de que la situación no tiene esperanzas y "comenzarán a hacer campaña para una retirada".

La operación "Janyar" es la primera prueba de la nueva estrategia de Washington. Sus puntos clave no sólo son aumentar la fuerza de tropas sino también -y de forma crucial- la reconstrucción civil respaldada por la seguridad que proveen los militares.