Por SETH BORENSTEIN
El romance entre el gobernador de Carolina del Sur y una argentina reavivó un debate que se puso de moda cuando Bill Clinton tuvo un affaire con una joven que trabajaba en la Casa Blanca: ¿en qué consiste tener una "relación sexual´´? ¿Cuándo corresponde decir que uno metió un gol? Las definiciones son difusas, especialmente si hay políticos mujeriegos de por medio.
El presidente Clinton sostuvo que la felación no constituía una relación sexual. El gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, dice ahora que se "pasó de la raya´´ con más de una mujer después de casado, pero que no había "cruzado la raya del sexo".
No aclaró qué quería decir con eso.
Si esa distinción lo desconcierta, no está solo. La gente no es explícita cuando dice que mantuvo una "relación sexual".
"Es un término que nadie controla´´, dijo el sexólogo Erick Janssen, del Instituto Kinsey. "En cierto sentido, nuestro concepto del sexo y las definiciones de ´relación sexual´ son más complejas que en el pasado".
En 1998, cuando Clinton trataba de definir el significado de "relación sexual", negando haber tenido una con Mónica Lewinsky, quien le practicó una felación, dos investigadores del Kinsey publicaron un ensayo en la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association sobre el concepto que la gente tiene del tema.
La conclusión era que hay distintas visiones.
El estudio, basado en consultas a 599 estudiantes universitarios realizadas en 1991, determinó que las mujeres en general eran menos proclives que los hombres a definir la felación o la masturbación mutua como una "relación sexual´´. Sólo el 37% de las mujeres la describió como una relación sexual, comparado con el 44% de los hombres. En otro estudio hecho en 1996, se preguntó si "la felación consiste realmente en una relación sexual´´.
El 52% de los hombres dijeron que sí, mientras que sólo el 46% de las mujeres aprobó esa descripción.
"Esta información deja en claro que no hay un consenso generalizado en torno de lo que constituye una ´relación sexual´´´, manifestaron los investigadores Stephanie Sanders y June Reinisch en su ensayo. Eso puede generar problemas, especialmente si los integrantes de una pareja no hablan de sus distintos puntos de vista, dijo Janssen.
En Estados Unidos se hace con frecuencia una analogía entre los progresos de una relación íntima entre dos personas y el recorrido de las bases en el béisbol. Es común que alguien diga "llegué a primera base", "me quedé en segunda" para describir el grado de intimidad que alcanzó con su pareja.
Pero esas definiciones están cambiando. Un libro de los investigadores australianos Juliet Richters y Chris Rissel dice que en la década de 1960, cualquier contacto físico "debajo de la cintura´´ equivalía a llegar a tercera base (o meter un gol en el fútbol).
"En la actualidad, pareciera que las actividades aceptadas que equivalen a tocar tercera base incluyen la felación", indicaron Richters y Rissel en su libro "Doing it Down Under´´.
Janssen señaló que es injusto comparar términos en distintas décadas porque las sociedades cambian mucho.
"La gente no siempre hace definiciones en base del comportamiento, sino de las intenciones", expresó Janssen. Y el tema de las intenciones -desear a otra persona, como admitió el ex presidente Jimmy Carter- trae aparejadas muchas ambigüedades, porque la definición de engañar a alguien en el contexto de una relación de pareja es muy vaga, declaró Janssen.
¿Constituye un engaño cenar con otra persona sin decírselo a su esposa o esposo? ¿E ir a bailar?
Sanford conoció a la mujer argentina con la que terminaría teniendo una relación sexual durante un baile en Uruguay. El propio Sanford señaló que "si uno está casado, no debería ir a bailar con otra persona". Janssen, quien es holandés, afirmó que los estadounidenses juzgan las infidelidades más severamente que los europeos. Pero que ambas culturas tienen algo en común: los europeos tampoco tienen una definición precisa de lo que constituye una relación sexual.
En la red: The Kinsey Institute: http://www.kinseyinstitute.org/