Degenerada por efecto de la vacuidad de ideas, las contradicciones manifiestas -por ejemplo cuando algún sector de la oposición se puso a defender, en contra de lo que venía predicando, las estatizaciones de los servicios públicos- y los errores "piantavotos", la campaña para las adelantadas legislativas del 2009 llegó a su fin con un cúmulo de interrogantes.
Aun a sabiendas de que el oficialismo K perderá la hegemonía en el Congreso, el (mal) carácter del gobierno se amoldará al resultado que la lista encabezada por Néstor Kirchner y el mandatario Daniel Scioli alcance en la provincia de Buenos Aires. Verdad de Perogrullo: no es lo mismo triunfar por 4 o más puntos, lo que permitiría consolidar el rumbo con algunas rectificaciones parciales, que aventajar por algunas décimas al peronismo disidente, o aun hocicar ante un recién llegado, "el colorado" Francisco de Narváez, aliado de Mauricio Macri y apadrinado (hoy a regañadientes) por Eduardo Duhalde.
A su manera, Jaime Durán Barba, el asesor que guía los pasos de Macri como un lazarillo, dio una interpretación: "Un Kirchner perdedor en 2003 (frente a Carlos Menem, en la primera vuelta), ganó. Esta vez, aun ganador, puede ser el perdedor".
Desde mañana hay que desdramatizar, proponen los más mesurados. La afirmación no condice con el clima de beligerancia que atrapó a los contendientes de esta puja, que viene precedida por el conflicto del año pasado con el campo. Entre otras nefastas consecuencias institucionales, se produjo la ruptura definitiva de la presidenta Cristina Fernández con su vice Julio Cobos y el estallido de una concertación que se comprobó tan ficticia como otras asociaciones que actualmente sobrevuelan la escena política.
Si bien la elección responde a cánones provinciales, se nacionalizó por la determinación de Kirchner de embestir contra viento y marea contra poderosos sectores, y por la contrarréplica de éstos en una suerte de guerra sin cuartel. Los encuestadores predicen que en Buenos Aires habrá una polarización, en desmedro del liderazgo de "Lilita" Carrió, cuya coalición cívica y social también corre el riesgo de quedar relegada al tercer lugar por el cineasta Fernando "Pino" Solanas, en la Capital Federal.
En la confusión, caerán algunos y avanzarán otros. El peronista Carlos Reutemann, que se apartó de los K a partir de la resolución 125 de retenciones agropecuarias, prometió luchar por la presidencia, si sale airoso por un voto en Santa Fe, donde lo cruzó fuerte el gobernador socialista Hermes Binner. ¿Quién pasará a la lejana instancia del 2011?
Cobos sucumbió en Mendoza en el 2007 ante Celso Jaque. Por eso, después de su voto no positivo, es tan importante que aplaste al kirchnerismo en su tierra natal, si es que quiere ponerse al frente de la Unión Cívica Radical y apartar a Carrió, quien ya avisó que prefiere a Binner.
Los justicialistas son brutalmente pragmáticos. Uno de ellos aventuró ante "Río Negro": "Si Kirchner cumple con su objetivo en la provincia de Buenos Aires y sale airoso en otras 15 provincias, tendrá más que cualquier otro peronista. Se consolidan él y la presidenta con gran potencialidad. ¿Si trastabilla, quiere saber? Ahí sí que se pone feo y complejo, porque vaya saber uno dónde van a parar la legitimidad y la autoridad".
El estilo de los Kirchner, con antecedentes claros en Santa Cruz, indica que no son proclives a efectuar cambios de gabinete. Desconfiados retienen las riendas del poder con un puñado de hombres. "El material está cansando, habrá que oxigenar", aventuran sin embargo algunos. Con un pie afuera aparece la ministra de Salud, Graciela Ocaña, pero también se miran otras áreas, como Tecnología, Educación, jefatura de Gabinete y Economía. Esta última, la cartera del silencio, porque a su titular Carlos Fernández no se le escucha pronunciar siquiera "buenos días".
Hay algunos funcionarios con ganas de volver. Es el caso de Alberto Fernández, a quien se vio apoyando en Santa Fe al diputado Carlos Rossi, con un discurso que disgustó a Kirchner. No le perdona el pingüino a su ex mano derecha el desbarajuste del peronismo en la Capital Federal, que postergó al cuarto lugar a Carlos Heller, un dirigente sólido pero no querido en el PJ.
A las barbas de Kirchner se le irán también los mandatarios peronistas exitosos, pero si considera satisfactorios los guarismos en Buenos Aires, el patagónico concederá más diálogo y reuniones periódicas, pero no cederá la jefatura del PJ.
Hay indicios para visualizar a partir de mañana un gobierno nacional más débil. Algunos colaboradores le acercaron a Cristina palabras de Felipe González, luego de imponerse por poco en las elecciones presidenciales de España de 1993: "He comprendido el mensaje de las urnas", dijo entonces Felipillo ¿Sabrá ella interpretar cabalmente el pronunciamiento de hoy de los argentinos?
ARNALDO PAGANETTI
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar