Con una número uno discutida, unas hermanas Williams que aparecen ocasionalmente y una competencia feroz del mejor circuito masculino en años, el tenis femenino está decidido a apostar por el glamour y la belleza para asegurarse un futuro incierto por la crisis y por el final del patrocinio de Sony Ericsson.
Un ejemplo de ello fueron las primeras jornadas del torneo de Wimbledon, donde en la central, entre el partido del suizo Roger Federer y el del ídolo británico Andy Murray, se programaban choques como el de Maria Kirilento contra Caroline Wozniacki y el de Victoria Azarenka ante Sorana Cirstea. Mientras, la número uno, Dinara Safina, las hermanas Venus y Serena Williams pasaban a pistas secundarias.
Qué decir de la rusa Svetlana Kuznetsova, olvidada doble campeona de Grand Slam. Lo que muchos sospechaban, que la belleza de las jugadoras fuera el criterio de selección del programa, lo confirmó Johnny Perkins, el portavoz del torneo: "El buen aspecto es un factor".
Desde hace años, el circuito femenino apuesta de manera indisimulada por fomentar lo que sucede fuera de la cancha ante la falta de grandes talentos deportivos y rivalidades como las de los años '90.
Sobre todo desde la llegada hace seis años de Larry Scott, presidente del circuito, que presumió la pasada semana en Wimbledon de sus logros antes de decir adiós. Entre ellos, la simbiosis o confusión entre deportistas y "celebrities".
"Creo que es una de las fortalezas del circuito", dijo Scott, encantado por la dualidad entre "increíbles deportistas en la cancha y mujeres femeninas y glamourosas fuera". "Nuestras jugadoras se sienten cómodas con esa posición y creo que son un gran modelo para las mujeres al mostrar que pueden ser valientes y decididas en la pista y ser al mismo tiempo un personaje femenino que disfruta de fiestas".
Scott piensa en las hermanas Williams, en la rusa Maria Sharapova y en la serbia Ana Ivanovic, sobre todo. No tanto en Kuznetsova, la rebelde, la quinta del ranking, la campeona sin marketing. "Si no eres guapa, nadie te hace caso. No soy popular.
Andy Murray en Reino Unido es dios. Yo no soy dios en ninguna parte, pero disfruto jugando al tenis, eso es lo más importante", dijo la campeona del US Open de 2004 y de Roland Garros hace menos de un mes. Kuznetova se favorece al menos de la paridad de premios entre hombres y mujeres, de la que presume Scott. Otras jugadoras, como decía el presidente del circuito, sí disfrutan ese papel dual de tenista de día y "celebrity" de noche.
Es el caso de la argentina Gisela Dulko, cuya belleza y triunfo ante Sharapova la pasada semana la dieron a conocer en Inglaterra "Siempre digo que no soy sólo una tenista, soy una mujer", aseguró tras su entrada en el "star system". La argentina vio normal que ambas jugadoras concitaran la atención más allá de lo tenístico. "Igual ver a dos jugadoras lindas, rubias llama la atención.
Está bien porque eso promociona el tenis". Y de eso, de promoción, se trata. Según Scott, en los últimos seis años las horas de tenis femenino en televisión aumentaron un 30 por ciento y los ingresos por patrocinio un 500 por ciento, liderados por los 88 millones de dólares de Sony Ericsson por un acuerdo de seis años que concluye en 2010.
"Espero que continúe", dijo Scott sobre el patrocinador principal del circuito, que, afectado por la crisis, ha anunciado pérdidas millonarias. El presidente de la WTA deja su cargo sin resolver la cuestión de si las jugadoras deberían jugar también a cinco sets como los hombres. Mismo dinero, ¿misma exigencia de juego? "No creo que muchas soportaran cinco sets.
El entrenamiento que hay que hacer para eso es mucho mayor. Habría muchos interrogantes", dudó el jugador australiano Lleyton Hewitt la pasada semana. Le replicó Serena Williams: "Estoy lista para cinco sets. Definitivamente, puedo jugar cinco sets".
Pero Scott, partidario de que los partidos de las chicas no duren más de hora y media, no cree que esa deba ser la tendencia: "Las jugadoras lo apoyarían. Pero yo no creo que sea la dirección que el deporte está tomando ni el mejor formato para televisión". Tres de las cuatro jugadoras que mañana disputan las semifinales de Wimbledon han llegado hasta ahí sin ceder un set. La falta de competencia es otro elemento en contra de los cinco sets.
DPA