México se alista para una jornada electoral en la que se renovará la totalidad de la Cámara de Diputados, en medio de un inusual movimiento social que ha llamado a anular el voto como expresión de descontento con la clase política y una apatía que prevén se traduzca en altos niveles de abstencionismo. A escasos días de los comicios del 5 de julio, para los cuales las encuestas dan al opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) una ligera ventaja frente al gobernante Partido Acción Nacional (PAN), autoridades y grupos políticos y empresariales hacen sus últimos llamados para que los mexicanos acudan a las urnas a sufragar y no caigan en la tentación del voto nulo intencional.
"El voto nulo es una de las grandes novedades o de las novedades importantes, que pone en la mesa de discusión el tema de la calidad democrática y las agendas pendientes de las instituciones políticas", dijo Alberto Aziz, analista y profesor del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Los promotores de la anulación buscan expresar su desacuerdo con un sistema político que a su juicio está más preocupado por sus intereses de grupo que por los de la ciudadanía. "Es un voto muy razonado", consideró Aziz.
Los comicios del domingo, que coinciden con elecciones locales en 11 estados y para elegir gobernador en seis de ellos, permitirán renovar los 500 asientos de la Cámara de Diputados, de los cuales se vota directamente por 300 y los 200 restantes se reparten entre los partidos a partir del porcentaje que obtengan. Actualmente, la mayoría relativa en la cámara baja la tiene el PAN con 206 escaños, seguido del partido izquierdista de la Revolución Democrática (PRD) con 126 y del PRI con 106. El resto de los asientos está repartido entre los otros cinco institutos políticos con representación en el Congreso.
Encuestas publicadas por los diarios "Reforma", "El Universal" y "Milenio" señalaron que el PRI obtendría el mayor número de diputados. Poco más de 77 millones de mexicanos están llamados a las urnas, sin embargo, estimaciones de organismos como el Tribunal Federal Electoral señalan que la abstención podría alcanzar el 70%. A ello habría que agregarle la intención de anular el voto, que si bien no parece que representará un amplio porcentaje, sí ha alertado a autoridades y partidos por haberse traducido en un movimiento que sin un liderazgo único ha sumado a líderes de opinión, intelectuales y personas en general.
Un sondeo de "Reforma" de mediados de junio señaló que la intención de anular el voto llegaba a un 15%, aunque en los sondeos del miércoles señalaron que no sobrepasaría el 5%. Y de la promoción de la anulación ya se ha pasado a realizar propuestas concretas para modificar el actual sistema de partidos.
En un encuentro realizado el martes en la ciudad de México, varios grupos acordaron una agenda inicial para promover modificaciones legislativas que incluyan la revocación del mandato, darle valor jurídico al voto nulo, reducir el financiamiento de los partidos y permitir las candidaturas ciudadanas.
Otros han mencionado la necesidad de reelección continua de alcaldes y legisladores. Los partidos, las autoridades electorales, empresarios y la Iglesia Católica se han pronunciado en contra del voto nulo y han hecho pedidos urgentes de sufragar por alguna de las opciones.
El mismo presidente Felipe Calderón hizo un llamado a participar en la conformación de la cámara baja. "Es muy importante que las mexicanas y los mexicanos tomemos esta decisión en nuestras manos", dijo.
Pero no todos consideran que el movimiento para anular el voto sea lo más destacable de cara a las elecciones. "Creo que la parte más interesante es que la crisis económica no haya pesado en la elección; ése es el misterio", dijo a la AP Federico Estévez, analista y profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Y es que prácticamente ningún partido retomó el tema de la economía mexicana, sumida en una recesión y uno de los principales problemas que enfrentan los mexicanos. Por el contrario, el combate a la delincuencia y el crimen organizado -otro de los problemas del país y una prioridad del presidente Felipe Calderón- no sólo estuvo presente en el proceso previo a la elección, sino que fue utilizado como el principal tema de campaña del PAN.