Hasta ahora, muy pocos habían reparado en el funcionamiento erótico de las narraciones del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994), hasta que partidarios de la teoría "Queer" (raros), de Uruguay, impulsaron relecturas del Premio Cervantes 1981 y descubrieron algo más que sus preferencias por la mujer joven.
A quince años de su muerte y a cien de su nacimiento, en medio de homenajes de todo tipo en su país, México, España y la Argentina, entre otros lugares donde se lo respeta y admira, el escritor Juan Carlos Onetti está siendo sometido a una original relectura en busca de desestabilizar identidades o maneras repetidas de concebir, entre otras alternativas, la sexualidad, el género o el cuerpo.
En el cuento "Los niños en el bosque" (1936) Onetti hace referencia a las relaciones homosexuales entre adolescentes que no tienen una identidad homosexual y deja en evidencia que "esas preferencias implican una indefinición, una ambigüedad extraña", según Roberto Echavarren, poeta, narrador y ensayista uruguayo, que se doctoró en París, hizo cursos de filosofía en Alemania y ejerció la docencia en Londres, Buenos Aires y Montevideo.
Sus puntos de vista fueron expuestos en una publicación sobre "Género, erotismo y subjetividad", de reciente aparición en Uruguay, y en la cual se hace mención a una literatura nacional gay, lesbiana y "queer", y se interroga sobre las identidades promovidas por escritores como Armonía Sommers, Cristina Peri Rossi, Jorge Arbeleche y Juan Carlos Onetti, entre otros.
Ese material "pretende actualizar parte de estas incorporaciones en el debate académico uruguayo y regional, trascendiendo una problemática que se inscribe principalmente en los logros obtenidos por la acción de los movimientos políticos identificados en Latinoamérica bajo la sigla GLTTB (Gay, Lesbiana, Travesti, Transexual y Bisexual)", explicó a Virginia Lucas, compiladora de las exposiciones de varios expertos.
Con ese y otros trabajos académicos, reconocidos por su seriedad y profundidad, la teoría "Queer" de Uruguay "apunta a organizar, por primera vez, el sesgo de una lectura constituida por la firme presencia de sexualidades raras", agregó Lucas, quien también publicó hace unos cuatro años un trabajo sobre el uruguayo Carlos Vaz Ferreira, considerado un "raro" latinoamericano.
La publicación sobre "Género y erotismo..." recoge también conceptos del psicoanalista y docente Carlos Etchegoyhen, quien reconoce a Juan Carlos Onetti como "un escritor que trasluce una identidad no heteronormada" y toma como referencia el cuento "Jabón" (1981), en el que el protagonista "goza del acercamiento y contacto de un cuerpo andrógino, indefinido".
En la novela "El pozo" (1939), así como en otras narraciones, siempre aparecen referencias a ese universo indefinido de Onetti, que para Omar Prego, otro de los estudiosos de su obra, no es algo que sorprenda.
Ese perfil "forma parte del grupo de gente con quienes se encontraba a diario, tanto en Buenos Aires como en Montevideo", dijo Prego a DPA.
En la obra de Onetti "hay elementos que autorizan la búsqueda de ese tipo de personajes... no me cabe la menor duda".
Prego recordó que Onetti fue muy amigo del joven francés André Giot de Badet, hijo de Perfecto Giot, uno de los fundadores de la Villa Colón, al oeste de Montevideo, donde vivió Onetti parte de su adolescencia y juventud.
Giot "era un conocido homosexual, pero no creo que Onetti fuera misógino ni homosexual. No, de ninguna manera. Creo que una de las cosas que habría que investigar sería el conocimiento de gente homosexual que trató y con quienes trabó amistad".
"Todos tenemos amigos o conocidos homosexuales y, especialmente en el caso de Giot de Badet, Onetti tuvo una relación amistosa y literaria con él. Otra cosa interesante sería averiguar qué autores franceses y europeos le acercó Giot a Onetti", dijo Prego.
Este escritor e intelectual uruguayo es autor de dos libros sobre Onetti y con motivo del centenario del nacimiento del laureado escritor, se apresta a relanzar este mes "La salvación por la escritura", que fue "meticulosamente" revisado con su esposa María Angelica Petit, también experta en Onetti, y que tendrá un nuevo título "sorpresa", según los autores.
No sería exagerado incluir a Onetti entre los escritores "raros" de este planeta.
"Era un raro que se metía en su casa y pasó años sin siquiera salir al jardín, acostado, escribiendo en papelitos que Dolly (Dorothea Mhur, su última esposa) después tenía que desentrañar", acotó Prego.
"Es un caso muy particular de un hombre encerrado en sí mismo que se expresaba en lo literario".
Juan Carlos Onetti "se había exiliado en la cama" después de haber pasado por otros exilios, como el de su propia Montevideo, cuando lo llevaron a vivir a Villa Colón, después Buenos Aires y finalmente Madrid, donde esperó la muerte durante veinticinco años sin aceptar nunca volver a su Montevideo natal. (DPA)