Al fútbol se gana con goles, no con historia, y es por eso que hoy la sorprendente selección de Estados Unidos le disputará al multicampeón Brasil el título de la Copa Confederaciones. Si por la historia fuera, el seleccionado sudamericano ya podría sentirse campeón y Estados Unidos no pisaría el césped del Ellis Park de Johannesburgo.
Pero la página habrá que escribirla hoy desde las 15:30 de nuestro país, cuando el pentacampeón mundial y defensor del título, se mida con la sorpresa del torneo.
¿O cómo definir lo que hicieron en los últimos dos partidos los hombres de Bob Bradley? Tras perder los dos primeros por 3-1 (Italia) y 3-0 (Brasil), tenían las maletas casi hechas. Pero fue entonces que reaccionaron para endosarle un 3-0 a la tan atractiva como desconcertante selección de Egipto en la etapa de grupos y, ya en semifinales, un sorprendente 2-0 a España, "el" equipo del momento.
Hoy jugarán su primera final de la historia en un certamen internacional. Brasil respeta a su adversario, pero tampoco duda de que es clara favorita para convertirse en la primera selección que conquista el torneo en tres ocasiones.
En la primera fase los norteamericanos se cerraron atrás y perdieron por goleada. Todo indica que Bradley presentará hoy al mismo equipo que enfrentó a España, salvo el reemplazo obligado de su hijo Michael, expulsado en aquel partido, y que será reemplazado por Benny Feilhaber, nacido en Río de Janeiro y emigrado a Estados Unidos a los seis años.
Bradley cree haber visto en el agónico 1-0 de Brasil sobre Sudáfrica en semifinales una clave para que el décimo cuarto equipo del ranking mundial le complique las cosas a los verdeamarillos. Una derrota de Brasil, verdadero conglomerado de estrellas de nivel mundial, sería una sorpresa gigantesca, y marcaría un hito de primera línea en el fútbol de los Estados Unidos.