TEHERÁN/WASHINGTON. - Un clérigo conservador iraní de alto rango exigió ayer, durante el rezo del viernes, que se castigue "con firmeza y con crueldad a los líderes de los disturbios, que fueron apoyados por Israel y Estados Unidos´´. Paralelamente los líderes mundiales aumentaron su presión sobre el país persa y condenaron la represión a las manifestaciones.
"Llamo a la Justicia a una confrontación directa con los líderes de estas manifestaciones ilegales y exijo la pena de muerte para ellos sin gracia alguna", dijo el ayatolá Ahmad Jatami, considerado estrecho aliado del presidente Mahmud Ahmadinejad, cuya controvertida reelección de hace dos semanas desencadenó las protestas.
Según el ayatolá, de acuerdo con la ley islámica todo aquel que ataque a la cúpula del país se enfrenta a la pena capital.
En tanto, el Consejo de Guardianes iraní aseguró ayer que no hubo grandes irregularidades en los comicios presidenciales del 12 de junio. El cuerpo legislativo rechazó así el fraude que denuncia la oposición, informó la agencia de noticias Jabar.
El portavoz oficial Abbas-Ali Kadjodaei manifestó que todas las quejas de los candidatos derrotados, Mir Hussein Mussavi y Mehdi Karrubi, fueron revisadas, pero que no hubo grandes irregularidades. Asimismo consideró que la elección fue la más limpia desde la revolución de 1979.
Respecto a la muerte de Neda Aqa Soltan, la joven opositora que perdió la vida el sábado, el ayatolá afirmó que fueron los propios manifestantes quienes dispararon contra ella deliberadamente para hacer propaganda contra el régimen iraní.
"La mataron para que alguien como (el presidente estadounidense Barack) Obama pudiera derramar lágrimas de cocodrilo", dijo Jatami. El ayatolá culpó a Occidente de contribuir a la expansión de mentiras, pese a que el Ejecutivo iraní ha prohibido a la prensa extranjera cubrir directamente las manifestaciones.
En opinión del ayatolá, la ONU ya no es una asamblea de naciones, sino de potencias imperialistas, e instó a la formación de un nuevo organismo mundial.
Además, criticó duramente al Reino Unido, Francia y Alemania por su presunta injerencia en los asuntos internos de Irán e instó a sus compatriotas a añadir "Muerte a Inglaterra" a sus ya tradicionales eslogans de "Muerte a EE. UU." y "Muerte a Israel".