Una elección es siempre ocasión ideal para evaluar la marcha de los asuntos públicos de naturaleza política. Una instancia para repensar el contrato que vincula a cada uno de nosotros con el gobierno nacional, provincial y municipal.
El domingo próximo, dos cargos de diputados nacionales serán renovados por el voto popular. Son las bancas que ocupan el radical Hugo "Cacho" Cuevas y Julio Arriaga, quien asumió por el Frente para la Victoria en diciembre del 2005.
Si bien Arriaga tuvo un desempeño bastante apartado de la "orgánica", en los asuntos cruciales votó con el kirchnerismo. Por ejemplo, en el caso de las retenciones móviles, cuando cambió su primer voto crítico por otro, favorable al gobierno.
Esto implica que el 28 estaremos votando para confirmar o para quitarle apoyo al kirchnerismo.
Conviene que el punto esté claro, ya que la discusión no es si se está o no de acuerdo con el gobierno de Miguel Saiz o se prefiere respaldar a su oposición más numerosa -el peronismo-, ya que uno y otro representarán lo mismo en el Congreso de la Nación.
También se ha manifestado en apoyo del gobierno nacional el candidato del Partido Humanista, Jorge Acuña.
Es así que las opciones antikirchneristas son las que impulsan Omar "Pocho" Lehner con boleta del Partido Socialista -por la Corriente por la Emancipación Rionegrina- y Magdalena Odarda por el ARI. Y, desde la izquierda, las que lideran Amalia Quintillán del Partido Obrero y Rubén Terrile del Partido Comunista.
La naturaleza nacional y parlamentaria de este comicio es lo que ha quedado desdibujado en la mayoría de las campañas, ya que Saiz ha preferido presentarlo como un "plebiscito" de su gestión, mientras que el peronismo ha puesto énfasis en las críticas a la escasez de transparencia y de eficiencia del gobierno rionegrino actual.
Lo llamativo, en todo caso, es que esta vez ni unos ni otros han utilizado como ícono electoral a la presidenta de la Nación ni a su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner. Si en años anteriores se disputaban un lugar en el palco oficial o una foto con algún miembro de la pareja, hoy parecen haberlo olvidado. Y justamente cuando se trata de una elección en que el posicionamiento nacional es la clave.
Sólo en algunas localidades medianas y pequeñas se eligen también cargos municipales. Concejales en la mayoría de ellas, convencionales para reformar la Carta Orgánica en Choele Choel. En ellas, el habitual enfrentamiento entre los partidos tradicionales puede condicionar de algún modo el voto de diputados nacionales, y esto es un elemento que no escapa a la preocupación de Lehner y de Odarda.
Lo que ha permanecido invariable en este caso respecto de otras elecciones ha sido la consciente violación de las normas sobre campañas preelectorales.
Tanto el gobernador como los intendentes han utilizado hasta el cansancio la técnica de inaugurar obras públicas o entregar subsidios o pensiones y presentarlo como argumento proselitista.
Ni el candidato radical Hugo Castañón ni el justicialista Oscar Albrieu son funcionarios ni han tenido nada que ver con tales realizaciones, pero las malas costumbres políticas los han impulsado a buscar réditos en el contacto con ciudadanos beneficiados por la acción del Estado.
En definitiva, y aun con sus particularidades, toda elección termina reducida a un resultado. Y ganar, está visto, permite legitimar bajo la excusa del aval de las mayorías incluso las prácticas reñidas con la ética o con las normas de transparencia en la acción política. Será necesario recorrer más camino para asumir que un fin particular no justifica el uso de medios indebidos de manejo de la cosa pública.
Sobre cuál será el resultado, la incertidumbre parece ser la única coincidencia entre la dirigencia de los partidos políticos.
Por el momento, el peronismo tiene por seguro que ganará por amplio margen en Roca y en Regina y que obtendrá cierto margen en la zona Atlántica y en algunas localidades de la Región Sur.
El radicalismo se siente fuerte en Viedma y en Valle Medio.
En Cipolletti nadie sabe qué sucederá. El peronismo había crecido allí merced, en parte, a la prescindencia que el intendente Weretilneck había mostrado hasta ahora. Pero el radicalismo lo empujó esta semana a definirse, presionando con la ruptura de acuerdos ya planteados hacia el futuro.
Pero es Bariloche, como siempre, el principal interrogante. La ciudad con más número de votantes en la provincia tiene, esta vez, también el más alto índice de indecisos. Además, allí el ARI ha hecho una tarea de años, y podría asombrar el respaldo a la lista de Magdalena Odarda. Pero será el clima el gran elector, ya que la nieve puede dificultar los desplazamientos y desalentar a gran número de personas de acudir a las urnas.
Mientras tanto, ajenas a los pormenores de una elección que sigue sin conmover multitudes, las dificultades en la prestación de los servicios públicos del Estado rionegrino siguen invariables.
Esta semana, la situación provocada por la escasez de dinero en varios hospitales de la provincia llegó a extremos de máxima preocupación. En Jacobacci y San Antonio Oeste faltan profesionales de especialidades críticas. Y en Roca, la ausencia de aparatos indispensables para la atención de emergencias pudo haber sido un factor clave en la muerte de dos pacientes. Al menos, así lo manifestaron profesionales del establecimiento ante la Defensoría del Pueblo, que presentó a través de su titular un pedido de investigación penal.
Durante años, la asignación de recursos ha generado espacios de potencial conflicto que, con un segundo semestre de iliquidez creciente, podrían dar lugar a episodios penosos.
ALICIA MILLER
amiller@rionegro.com.ar