La batalla final en la campaña por las elecciones legislativas del 28 se libra en Neuquén capital. Todos los contendientes lo saben y por eso, después de haber ´peinado´ el territorio provincial para arriba y para abajo, esta semana concentrarán sus esfuerzos en la disputa por ese territorio clave.
En el caso del MPN se trata de una carrera sin aliento porque apenas una semana después, el 5 de julio próximo, se celebrarán las internas abiertas para elegir candidatos a concejales de la capital, una puja en la que están empeñados Sapag y Sobisch. ¿El motivo? Dilucidar quién llevará el timón del partido.
Pero en lo que a las elecciones legislativas nacionales del domingo 28 se refiere, un breve sobrevuelo permite apreciar que las cosas no han cambiado demasiado en relación con la semana anterior.
Desde la perspectiva de Quiroga, sus laderos hicieron notar que un eventual triunfo del aspirante radical tendría el valor agregado de haberlo alcanzado enfrentando a los gobiernos nacional y provincial, "sin la ayuda del municipal" y "con el exclusivo apoyo de la estructura de la UCR".
Para el quiroguismo el pueblo neuquino está cansado del panorama actual y apuesta a cambiar el rumbo de las "políticas públicas".
"Para la ciudadanía las cosas están mal, no hay resultados o éstos son peores que los de hace dos años", desliza un operador del candidato, y añade con exagerado pesimismo: "al hombre común ya no lo expresa el gobierno de Neuquén".
Los laderos del ex intendente perciben que el panorama no ha cambiado gran cosa desde que su jefe tomó la delantera. Y si admiten a regañadientes que Brillo se les ha puesto más a tiro, en todo caso niegan que el candidato emepenista pueda desplazar a su jefe de la delantera en la capital de la provincia.
En cuanto al aspirante del Frente para la Victoria Ramón Rioseco, admiten que ha crecido pero a costa de desembarcar en la provincia "un verdadero ejército", en referencia al paso por Neuquén, en poco más de una semana, de nada menos que el jefe de la Anses, Amado Boudou; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli; el jefe de Gabinete, Sergio Massa y la ministra de Producción, Débora Giorgi.
"No sé si todo esto a Rioseco le servirá para entrar, pero lo que seguro lograron es congestionar el tránsito", deslizó, con sobrada ironía, un quiroguista de la primera hora. En última instancia admiten que el candidato del FpV "remontó, pero eso sí: restándole a Podestá".
Para la entente Frente Grande-Une, que impulsa la candidatura del zapalino Raúl Podestá, empero, la carrera entre éste y Rioseco sigue pareja y durante esta última semana será necesario hacer un esfuerzo extra para tomar la delantera y ´entrar´.
Desde la óptica del gobierno, en cambio, Brillo tiene posibilidades de ganar y la cosa se define en el escenario de tres localidades: Neuquén, Centenario y Plottier. "De la Ruta 22 para el norte todo es un gran bastión del MPN. Sólo en Neuquén Quiroga le lleva una pequeña ventaja a Brillo pero todavía no está nada dicho", aseguran.
Los estrategas del sapagismo sostienen que la clave del asunto está en la cantidad de gente que vaya a votar, y en ese tren hacen el siguiente cálculo: si fuera al cuarto oscuro un 65% del padrón, es decir unos 220.000 votos, el candidato que alcanzara alrededor de 70.000 votos ganaría; por lo tanto, el tercero debería sacar 35.000 sufragios para poder entrar, de lo contrario el partido que salga primero metería dos diputados en el Congreso.
"Todos deben estar afilando el lápiz", reflexionan, recordando el sabio consejo de Elías Sapag "Las elecciones se ganan de una sola manera: contando voto por voto".
También los sapagistas, en fin, admiten que Rioseco ha crecido en el último tramo de la campaña, pero aclaran que lo ha hecho "a fuerza de plata y visitas. Tantas, que sólo le faltaría traer al Chaqueño Palavecino". Bromas aparte, admiten que aún no está claro si al intendente de Cutral Co le alcanzará o no para ´entrar´.
Plato fuerte
Independientemente del relativo interés que reviste la elección legislativa, el plato fuerte de la política neuquina en esta etapa promete ser la pelea que una semana después protagonizarán sapagistas y sobischistas por la lista de candidatos a concejales.
Se trata de una interna que se ha convertido a ojos vistas en una excusa para dilucidar en realidad quién de los dos hombres fuertes del MPN, el gobernador Jorge Sapag o su antecesor Jorge Sobisch, llevará la voz cantante en el partido.
Sobisch presentó el viernes una lista que lleva a la cabeza a dos de sus colaboradores más estrechos durante su último gobierno: Lara y Silvestrini. En ese contexto, la suya es una lista inequívocamente "del palo" y si se impone nadie podrá alegar que es otro que Sobisch quien conduce las cosas en el Movimiento Popular Neuquino. Así es el ex gobernador; juega y juega fuerte.
Es cierto, gane quien gane la homérica pulseada no se quedará ahí nomás. Como sentenció un dirigente de la oposición: "esto es sólo el comienzo; la película sigue por la presidencia del partido y por la gobernación".
Por el lado del sapagismo se eligió lo que ellos denominan una "lista de unidad" encabezada por "Chito" Jalil, que independientemente de sus idas y venidas a lo largo de la historia dentro del partido es -reconocen sus parciales- una suerte de "marca registrada".
Lo cierto es que la nómina leal a Sapag incluye nueve colores distintos dentro del MPN. Además, según aseguran los sapagistas, "Chito" mide mejor que Lara. Olvidan, acaso, que el actual concejal perdió en el 2007 una interna con Brillo.
¿Sacarán a relucir, una vez más, los dos hombres fuertes del MPN sus respectivos aparatos, para dilucidar de la manera más favorable a sus intereses esta dramática pulseada?
Nadie podría sorprenderse de que así fuera en una pugna donde se juega mucho más que un puñado de bancas en el Concejo Deliberante. Por lo pronto, en el sobischismo dan por hecho que Sapag apelará al aparato del Estado. Y en las filas del gobierno deslizan que antes de irse Sobisch "nombró no menos de 3.000 personas" y es difícil que renuncie a cobrar los favores realizados. "Hay que trabajar un montón", reconocen, preocu- pados.
Como quiera que sea, esta contienda trascendental para el futuro del MPN y del gobierno -un eventual triunfo de Sobisch ataría las manos de Sapag- se librará en tiempo récord. Dos semanas, una de ellas superpuesta con otra elección, es muy poco tiempo para decidir la suerte del partido más importante de la provincia.
HÉCTOR MAURIÑO
vasco@rionegro.com.ar