Jueves 25 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 30 > Sociedad
El mismo espíritu, pero con esperanzas renovadas
Comunidades de toda la región celebraron por el Wiñoy Xipantu. En la zona de Paso Córdoba pidieron por el fin de la sequía y cerca de Catriel acordaron "recuperar más tierras".

Tiempo de renovar esperanzas, de pedir lluvia para la "madre tierra", de poner en equilibrio el cuerpo y el alma con la naturaleza.

Es el tiempo del Wiñoy Xipantu (año nuevo o vuelta del año) para el pueblo mapuche, que al igual que en otros puntos de la región comenzó con su ancestral celebración.

Esta vez el festejo fue en la comunidad Leufuche, en las tierras de Santiago Lefipán, a unos 20 kilómetros al oeste de la zona de Paso Córdoba, sobre la margen sur del río Negro (a la altura de la ciudad de Allen).

En medio del campo, y con el mismo espíritu y respeto por la naturaleza, los principales referentes de la comunidad, entre los que también se encontraba el lonco Vicente Huayquipil -de la comunidad Fisque Menuco- comenzaron con los ritos.

El martes por la tarde se concretó la carneada de un potro y su sangre sirvió como una primera ofrenda. Luego llegó el tiempo del petucun, una especie de presentación de cada uno de los asistentes, quienes tuvieron la posibilidad de contar sobre su origen y la comunidad a la que pertencen. Todo alrededor de una gran fogata que se mantuvo toda la noche y sirvió para hacer frente a la helada que cayó sobre toda la región.

Unas improvisadas rucas (casas) sirvieron para aliviar el cansancio de los más ancianos quienes aprovecharon para renovar energías y esperar con todas las fuerzas la jornada principal.

Al amanecer

Antes de que salga el sol y cuando el termómetro todavía marcaba varios grados bajo cero, llegó el tiempo del guillipun (rogativa), que se hizo frente al altar.

Hombres y mujeres llevaron su mudai (ofrenda de trigo y miel) a los dioses, para pedirles por la salud de la comunidad. Y sobre todo, que la lluvia vuelva a esta región de la Patagonia, castigada por la sequía.

Con la bandera mapuche en alto, y otras de color negra, azul y amarilla (que representan -según algunas interpretaciones- el agua, la fertilidad y la salud), comenzó el festejo central, que continuó con el tradicional purrufes, una celebración donde los hombres danzaron representando al choique (pequeña avestruz), un animal respetado por el pueblo mapuche.

Con sólo un poncho sobre sus espaldas y algunas plumas sobre la cabeza, bailaron frente a la comunidad, despertando gritos de aliento de sus paisanos.

Ayer, al caer la tarde, terminaron los festejos y con ellos, se renovaron las esperanzas para el pueblo mapuche.

En la zona de Lote Cuatro, cercana a Catriel, también se realizó la ceremonia del "Wiñoy Tripantu". Además de cumplir con las costumbres ancestrales de la víspera y del inicio del nuevo ciclo, se presentaron también las metas a cumplir en el período que se inicia, tales como continuar con la recuperación cultural pero también avanzar en la defensa de los derechos vulnerados y principalmente la recuperación de territorios.

Los anfitriones se mostraron complacidos por la presencia de hermanos de distintas comunidades del Alto Valle, Valle Medio, Línea Sur, Zapala y La Pampa. A media tarde, luego de compartir el asado y consensuar las metas, comenzaron a regresar a sus pueblos. (AR / ACA)

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