Miércoles 24 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 26 > Salud
Síndrome metabólico: detectarlo y tratarlo

Existe en el mundo una pandemia de obesidad y alta prevalencia de diabetes y se prevé siga aumentando en los próximos años, por lo cual es necesario establecer estrategias para su prevención. El síndrome metabólico aumenta el riesgo para la diabetes mellitus tipo 2 entre tres y cinco veces y también para la enfermedad coronaria entre dos y tres veces. Incluye un conjunto de anormalidades metabólicas: intolerancia a la glucosa (diabetes mellitus tipo 2, tolerancia alterada a la glucosa o glucosa alterada en ayunas), insulinorresistencia, obesidad central, aumento de los triglicéridos en sangre con disminuciones de colesterol HDL (bueno), aumento de la presión arterial, un estado proinflamatorio vascular y un estado protrombótico, aunque no siempre se presentan simultáneamente. En un 40% de los casos se origina por múltiples causas de origen genético, pero en la mayoría de los casos se produce por consumir más calorías que las que se gastan, llevar una vida sedentaria, el envejecimiento o alteraciones hormonales relacionadas con la menopausia y el stress, entre otras causas.

El aumento del tejido graso en la región abdominal produce sustancias que dificultan la acción normal de la insulina secretada por el páncreas, generando un estado de insulinorresistencia. Estos cambios en el metabolismo de la glucosa, en muchos casos, son el paso previo para la diabetes mellitus tipo 2 y alteraciones en el endotelio vascular que llevan a la aterosclerosis.

Otros datos que se necesitan en la clínica para diagnosticar el síndrome metabólico incluyen la medición de la presión arterial y análisis bioquímicos como la determinación de los niveles en sangre de glucosa, triglicéridos y colesterol HDL. Se observa, que para el diagnóstico del síndrome metabólico no se utiliza el colesterol total y tampoco el colesterol LDL (malo), pero estos forman parte del estudio bioquímico inicial porque son factores de riesgo principales para la aterosclerosis y primer objetivo en las decisiones clínicas para su prevención.

En nuestro país la Asociación de Laboratorios de Alta Complejidad (ALAC) realizó el estudio IFRALAC 0001, publicado en la revista Medicina de este año y dirigido por el suscripto, en 2806 empleados de 40 a 65 años de las diferentes regiones (NOA, NEA, Cuyo, Centro y Patagonia). Se halló que el síndrome metabólico, estaba presente en 34% de varones y 27% de mujeres. La obesidad central se encontró en 64% de la población estudiada.

Las mujeres después de 60 años o más tenían la misma frecuencia de síndrome metabólico que los varones. Se observó que los empleados con nivel de educación menor que la escuela secundaria completa tenían mayor frecuencia de síndrome metabólico que aquellos con nivel secundario o mayor, sobretodo las mujeres. Así, en empleadas con bajo nivel de educación el síndrome metabólico estaba presente en 35,8% (sin diferencias significativas con los varones), mientras que cuando el nivel de educación era secundario o mayor la frecuencia del síndrome disminuía a 20,9%.

Estas diferencias son muy significativas pues en el cálculo no interferían alteraciones producidas por la edad, situación respecto de la menopausia, actividad física o historia familiar de diabetes. Además, en las mujeres, el bajo nivel de educación se asoció fuertemente con la presencia de un mayor número de componentes del síndrome respecto de los varones señalando un mayor riesgo cardiovascular para ellas. Presumiblemente el bajo nivel de educación se relaciona con hábitos alimentarios desfavorables, como excesos en el consumo de hidratos de carbono y dietas más ricas en calorías que las que se gastan diariamente.

La alta frecuencia con que se presenta el síndrome metabólico en la población y su relación con el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2 y la aterosclerosis muestra la necesidad de educar a la población para generar cambios en el estilo de vida, aumentando la actividad física diaria y consumir las calorías necesarias para mantener un peso adecuado para la talla de cada persona.

Es necesario considerar que el síndrome metabólico puede estar presente y pasar desapercibido por falta de controles médicos y de laboratorio bioquímico, por lo cual son recomendables los controles de salud. Estas conductas contribuirán a disminuir el riesgo de enfermar o morir mejorando también la calidad de vida.

RAúL IGNACIO CONIGLIO (*)

(*) Doctor de la UBA. Codirector del Instituto Bioquímico Clínico Integral (IBCI) de Viedma

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