A pesar de que está confirmado por diferentes fuentes de la investigación que la guerra de facciones tuvo que ver con el control del poder y el dinero dentro de la barrabrava de Huracán, el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, señaló que no se trató de un hecho vinculado con el fútbol y que fue sólo un acto delictivo comun.

"Estamos en situaciones de delincuentes. Me tiene sin cuidado si pertenecen a un club o son hinchas de un determinado club, son delincuentes, no miremos esto como un hecho de seguridad deportiva. No fue un enfrentamiento ligado al tema deportivo", insistió el funcionario K.

Desde "Salvemos al Fútbol", una ONG que denuncia hechos de corrupción y de violencia en el deporte argentino más popular, el ex juez federal Mariano Bergés le dijo a "Río Negro" que las palabras de Fernández "son un disparate, porque está más que claro que se trató de un choque que tiene que ver con la violencia y los intereses en el fútbol".

Para Bergés, que cuando era magistrado alguna vez paró el fútbol y encarceló nada menos que a Rafael Di Zeo, "el ministro parece no darle bolilla a las personas entendidas en el tema violencia. Cree que son comentarios volátiles. Es una locura eso".

-¿Por qué dijo eso Fernández?

-Es una mezcla de factores: por un lado, y no se por qué, desea mantener un buen vínculo con la AFA; por el otro necesita dejar bien parada a su gente, porque la Policía Federal y el SUBSEF (Subsecretaría de Seguridad de Espectáculos Deportivos) dependen de él.

-La policía otra vez no actuó.

-La connivencia a nivel dirigencial es cada vez peor, y en la policía ocurren dos cosas: está la "oficialidad", que es la que a mí entender mantiene vinculación con los barras, sobre todo en la División de Eventos Deportivos, la especializada y que depende de la Policía Federal; y está la otra parte, a la que los altos mandos no le da facultades. No hablo de pegar palos, pero la fuerza debe tener otro protagonismo.

-¿A qué se refiere?

-A que la policía debe estar adentro de la cancha, custodiando, cara a cara con el violento. Es tan sencillo como eso, poder de persuasión.

-Todo sigue igual.

-No hay políticas de Estado. Acá, de entrada,si falla un operativo el comisario se tiene que ir a su casa, y si sucede de nuevo hay que cerrar la cancha. (S.B)