| Este fenómeno se explica por ciertos eventos que, sumados a la percepción de que la recesión en algunas regiones ya tocó fondo, hace que los inversores se abalancen sobre los mercados de capitales emergentes.
En primer lugar, el rendimiento de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense se ha incrementado desde un mínimo de 2,51% a finales de marzo hasta alcanzar 3,84%. Este incremento tiene varias causas: El fuerte déficit fiscal de Estados Unidos, que lo obliga a inundar el mercado de títulos para financiarse. La decisión de varios países, en especial del BRIC, de intentar abandonar el dólar como activo de reserva, con el anuncio de que cambiarán activos denominados en greenbacks por SDR del Fondo Monetario Internacional.
El temor a la inflación y la posibilidad de que la Reserva Federal decida en cierta manera licuar la deuda mediante los incrementos de precios en el tiempo.
De esta manera, ya sea por el déficit de Estados Unidos, el temor a su monetización por parte de la Fed o la decisión de los países emergentes de abandonar el dólar, los títulos estadounidenses están experimentando un rally vendedor por parte de los inversores privados que “no los quieren”. La pregunta es: ¿adónde se está yendo el dinero?
El dinero está fluyendo a activos “más riesgosos.” Dentro de Estados Unidos, esto significa dos cosas: Por un lado el incremento de la demanda de otros bonos de mayor riesgo/rendimiento. Esto es definitivamente una señal positiva ya que, aparte de mostrar un mayor “apetito” de riesgo, indica que está cayendo el costo de endeudamiento privado (¿impulso a la inversión?).
Por otro, incremento de la demanda por acciones. Luego de caer 48,2% desde el máximo “pre-Lehman”, la bolsa se ha recuperado un 39,2%. Pero la situación no se limita a los Estados Unidos, ya que los capitales globales también han comenzado a volver al mundo emergente, donde unos fundamentals sólidos y una macro ordenada volvieron a ser las principales características que tientan a los inversores globales a buscar rendimientos más altos en “la frontera”.
Un indicio claro de esto ha sido el reciente rally que han tenido las bolsas del mundo emergente. Aquí hemos seleccionado a China, Brasil y Perú como representantes de este fenómeno. En promedio, las tres bolsas habían perdido un 54,2% de su valor desde el inicio de la crisis, pero desde el mínimo han recuperado casi un 89,1% su valor, de modo que quedaron solamente 13% por debajo del valor anterior.
Esta reversión de los capitales en búsqueda de rendimientos altos también ha producido una fuerte presión bajista en las monedas de la región, que se han apreciado desde finales de marzo. Brasil, luego de sufrir una devaluación del real frente al dólar de 60,6% se ha apreciado 22,3%. Lo mismo Perú, que luego de un incremento del greenback de 17,7%, retrocedió 8,6%.
En lo que se refiere a los tres principales productos agropecuarios, se pueden ver grandes aumentos desde marzo hasta la fecha. El mayor fue el de la soja, de un 48%, seguido por el del trigo, del 28% y el del maíz, del 26%. Por su parte, el petróleo presentó una suba del 78%.
En esta recuperación de los precios, se encuentra nuevamente el efecto financiero en los mercados. Por un lado, el debilitamiento del dólar frente al euro hace que los commodities nominados en dólares sean más caros
El otro factor financiero alcista es el aumento de contratos especulativos en el mercado de futuros de Chicago. El aumento más llamativo es el de los futuros de soja, que aumentaron un 78%. FUENTE: abeceb.com | |