BILBAO (DPA).- Miles de personas acudieron a la manifestación que se celebró en Bilbao (en el norte de España) en repulsa por el atentado del viernes que mató al inspector de la policía Eduardo Puelles García, asesinado por ETA.
La marcha cerró una jornada emotiva en la que se ha tenido lugar el entierro del policía. A los funerales en la iglesia de San José de la Montaña, en Bilbao, asistieron el príncipe de Asturias, heredero de la corona española, y su esposa Letizia, así como la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, entre otras autoridades nacionales y del País Vasco.
Los restos mortales de Puelles llegaron a la iglesia entre el aplauso de cientos de personas que abarrotaban las calles aledañas.
En el acto, participaron entre otros miembros de la policía regional, la "Ertaintza", y el Cuerpo Nacional de Policía, al que pertenecía la víctima, un inspector especializado en la lucha antiterrorista.
A mediodía, antes de los funerales, cientos de personas se congregaron en silencio en diversas ciudades de España y el país vasco para condenar el atentado. Convocada por el gobierno vasco, la manifestación de Bilbao estuvo encabezada por los hijos de Puello, que marcharon acompañados de otras víctimas del terrorismo portando la pancarta "Por la libertad- Askatasuna, ETA no".
Puelles, un policía de 49 años, casado y con dos hijos, es la primera víctima mortal desde que el socialista Patxi López asumiese en mayo las riendas del Ejecutivo vasco, que ha sido amenazado directamente por ETA en sus comunicados.
Al término de la manifestación intervino el "lehendakari" López, quien advirtió a los terroristas: "Se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha". "Queremos ser libres, y vamos a defender lo que ETA más ataca: nuestro pluralismo y nuestra diversidad", afirmó.
Posteriormente intervino de forma emotiva la viuda del policía asesinado. Con rabia y dolor contenido afirmó: "Lo único que han conseguido es dejar dos huérfanos y una viuda. No van a conseguir nada más. Gracias a Dios hay mucha gente como mi marido y no van a conseguir nada más". Eduardo Puelles fue asesinado el viernes en Arrigorriaga, una localidad con unos 10.000 habitantes cercana a Bilbao, con una bomba adherida a su vehículo, que detonó cuando la víctima salía a trabajar.