NEUQUÉN (AN)- Un joven de 21 años resultó muerto al recibir por lo menos un disparo de arma de fuego, desde corta distancia, la madrugada de ayer en la zona de hornos de ladrillos, en el oeste de la ciudad. Los entretelones del trágico hecho son confusos, aunque los investigadores avanzaban ayer con pruebas y testimonios y confiaban en que pronto sería esclarecido. Había una persona demorada.
Sandro Giménez Díaz, un joven que el 18 de abril pasado cumplió 21 años, recibió un balazo que le ingresó por el costado izquierdo del tórax, a la altura de la tetilla, y le provocó la muerte, aunque alcanzó a llegar con vida al hospital.
Los investigadores encontraron en lugar dos vainas servidas, que corresponderían a una pistola. Pero el elemento más convincente es la detención de un hombre sobre quien recaen las mayores sospechas de ser el autor de los disparos.
El hecho tiene varios puntos oscuros, pero se confía en que con el avance de las pesquisas será dilucidado.
Cerca de las 4 de la madrugada un hombre pidió en el cuerpo de Bomberos del barrio Independencia que llamaran una ambulancia para que asistiera a un joven herido, en el sector denominado hornos de Sepúlveda, muy cerca de un gran basural.
Cuando los auxiliares médicos llegaron al lugar encontraron gravemente herido al muchacho, quien pese a las atenciones que recibió dejó de existir en el hospital Heller.
La víctima, según se supo, había ido junto a otro joven y dos mujeres a la precaria vivienda donde se produjo el hecho. El habitante de la casilla era conocido o tenía alguna vinculación con el acompañante de quien resultó muerto. Hasta ayer no estaba claro qué fue a hacer el grupo a esa casa. Sí trascendió que la víctima tenía varios antecedentes por delitos contra la propiedad.
Los acompañantes Giménez Díaz habrían relatado que desde hacía varias horas venían compartiendo la noche con la víctima.