NUEVA YORK (AP).- Madeline Adams es una trabajadora social. Pero últimamente se ofreció como voluntaria para realizar una cantidad de tareas que nunca había hecho en la agencia de asesoría para personas casadas donde trabaja: planificación de eventos, ordenar equipo, organizar la oficina. Dice que trabajó cientos de horas extras sin cobrar un centavo.
Adams no está buscando una promoción. Lo único que quiere es conservar su trabajo.
En esta época de recesión y creciente desempleo, mucha gente está dispuesta a hacer lo que sea para no ser despedida. Llega a trabajar temprano, no se toma vacaciones, acepta tareas adicionales, todo con una sonrisa en la boca (el que sea real o fingida es otra historia).
Resulta difícil determinar qué tan grande es este fenómeno. Pero las estadísticas del Departamento del Trabajo indican que el año pasado hubo un pronunciado aumento de la productividad, del 2,7%, que fue el doble del del 2007 y el triple del 2006.
El incremento de la productividad no siempre ha sido voluntario. A mucha gente se le exige que haga más proque no se reemplaza a los trabajadores que se van y se distribuye el trabajo entre menos empleados, según Steve Davis, economista del American Enterprise Institute.
En mayo desaparecieron otras 354.000 plazas y la tasa de desempleo llegó al 9,4%, la más alta en un cuarto de siglo en Estados Unidos. Y el temor a ser despedido hace que la gente se esmere más, indicó Bruce Tulgan, fundador de la empresa consultora de temas laborales Rainmaker Thinking, de New Haven, Connecticut.
En algunos casos la gente hace cosas que son puro sentido común, como vestirse mejor y llegar a tiempo. Además, trata de aparentar que siempre está haciendo algo.
"He notado el cambio´´, dijo Tulgan. "Mucha gente dice ´tengo que arremangarme y hacer buena letra´. Identifican los problemas antes de que se produzcan´´.
En un restaurante que asesora Tulgan, el personal de la cocina ideó formas de reducir el despilfarro. Por ejemplo, en lugar de cocinar papas fritas cada vez que llega un pedido, cocinan cien platos a la vez. Tulgan dijo que el objetivo es evitar despidos.
Otros, como Chris Kirkman, un diseñador gráfico de San Diego, suspenden vacaciones. Kirkman canceló la escapada de una semana que hace todos los veranos y se tomará en cambio un fin de semana largo.
Kirkman dijo que si uno reduce las ausencias se crea fama de individuo muy dedicado a la empresa.
"No tomarse vacaciones tiene sus beneficios´´, sostuvo Kirkman. "Uno queda bien ante los jefes´´.
Tulgan, sin embargo, cree que el no tomarse vacaciones no ayudará a nadie a conservar su trabajo porque los administradores calculan el costo de cada empleado al margen de si se toman vacaciones o no. "Pero una cosa es cierta: si uno se toma una vacación larga y nadie nota su ausencia, el jefe puede empezar a pensar cosas´´, indicó.
Al mismo tiempo, nada garantiza que una mejoría súbita en la productividad, o en la actitud, vaya a impedir un despido. Los jefes se dan cuenta cuando alguien está tratando de congraciarse con ellos, manifestó Gary Walstrom, fundador de la firma consultora Culture Index de Kansas City.