BAGDAD (DPA y AP).- Al menos 65 personas murieron en un atentado en el norte de Irak cuando camión cargado de explosivos estalló frente a una mezquita chiíta cerca de Kirkuk.
Fue el ataque más sangriento de una ola de atentados registrados en Irak ante el inminente repliegue de tropas estadounidenses de las ciudades iraquíes el próximo 30 de junio.
La detonación se produjo frente a la mezquita shiíta Rasul en Taza, 30 kilómetros al sur de Kirkuk, y dejó también a 175 personas heridas.
Según la policía, la explosión causó además "daños graves" a la mezquita y los edificios cercanos.
Los heridos han sido trasladados a los hospitales en la convulsa Kirkuk.
En Taza viven sobre todo miembros de la minoría turcomana.
Apenas el jueves y en un discurso ante representantes turcomanos, el primer ministro iraquí Nuri al-Maliki había advertido de nuevos atentados durante el repliegue estadounidense.
El presidente iraquí, Jalal Talabani, condenó el "crimen atroz" que "mató e hirió a veintenas de inocentes hermanos turcomanos".
El ataque buscó "descarrilar ... el diálogo fraternal con los iraquíes turcomanos bajo el paraguas de una sola nación, unificada".
"Condenamos fuertemente este crimen e instamos a las autoridades a arrestar y castigar a los perpetradores".
Kirkuk, a 250 kilómetros al norte de Bagdad, es el centro de la industria petrolífera en el norte del país y cuenta con importantes reservas de crudo.
Durante décadas ha sido objeto de disputa entre los iraquíes kurdos, muchos de los cuales esperan poder convertir la ciudad en la capital de un Kurdistán independiente, mientras que el gobierno en Bagdad considera a Kirkuk una parte integral de Irak.
Los partidos turcomanos también se oponen a la incorporación de Kirkuk a un Kurdistán independiente.
El ex gobierno de Saddam Hussein intentó alterar el balance demográfico en Kirkuk expulsando a kurdos y turcomanos y enviando allí a árabes de otras partes del país. Miles de iraquíes desplazados han regresado a sus regiones tradicionales tras la invasión de Irak en 2003.
Sin embargo, el país sigue aplazando la decisión sobre el futuro de Kirkuk.
Las tropas estadounidenses ya han empezado a retirarse de zonas de combate en Bagdad, Mosul y otras áreas urbanas mientras se acerca el plazo del 30 de junio, pero los asesinatos y atentados de alto perfil han elevado las preocupaciones de que las fuerzas iraquíes no están listas para hacerse cargo de su propia seguridad.
Las tensiones se han incrementado en el área rica en petróleo de Kirkuk, en momentos en que los curdos buscan incorporarla a su región semiautónoma a pesar de la oposición de árabes, turcos y otros grupos étnicos rivales. Eso ha elevado las preocupaciones sobre un brote de violencia étnica en el norte de Irak aunque haya un declive de ataques en otras partes.
Las autoridades iraquíes han advertido que los insurgentes intentarán provocar un nuevo brote de violencia sectaria y minar la confianza en la capacidad del gobierno de hacerse cargo de la seguridad sin ayuda exterior.
Un pacto de seguridad iraquí-estadounidense requiere que las tropas norteamericanas de combate se retiren de las ciudades a finales de este mes como un primer paso hacia un retiro total para 2012.