Las dos semanas previas a la elección del domingo 28 prometen ser movidas. Aunque algunos dirigentes buscan presentar estos comicios legislativos como una pulseada nacional y otros como una forma de medir fuerzas en la provincia, la puja tiene un poco de ambas cosas. Eso sí, por debajo de la discusión formal sobre un diputado más o menos hay un debate real sobre los espacios de poder de cara al futuro.

Así, el Frente para la Victoria necesita dramáticamente remontar la ventaja que le llevan Quiroga y el MPN para contribuir a sostener la mayoría legislativa en el Congreso. Quiroga apuesta a un triunfo que le permita colocarse en el carril de la gobernación, y Sapag busca que su candidato, que no parece ser el de Sobisch, gane la partida para juntar respaldo en el pleito de fondo con este último por el control del partido y el poder.

En el FpV el objetivo es revertir el escenario inicial en el que el primero, sea Quiroga o Brillo, se alza con dos de las tres bancas. Rioseco arrancó tarde y con un piso bajo, y si bien remontó rápidamente, todavía no alcanza el nivel necesario para evitar que el primero lo doble en votos y lo deje fuera de juego.

Por cierto, este estado de cosas tiene que ver con que el candidato del FpV comparte el espacio kirchnerista con Raúl Podestá, el postulante de Frente Grande-Une, quien según sus seguidores alcanza, como él, un 13%.

Pero en el FpV recuerdan que el PJ tiene en Neuquén un piso histórico del 25% y que los intendentes jugarán con ellos. Se atribuyen una ventaja mayor en relación con Podestá y descuentan que ésta se profundizará en los próximos 15 días, al tiempo que se achicará la ventaja con la UCR y el MPN.

No por nada el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el gobernador de Buenos Aires y candidato a diputado del FpV en ese distrito, Daniel Scioli, desembarcaron en Neuquén y el martes aterrizará el jefe de Gabinete, Sergio Massa: la idea es dar un empujón final a Rioseco y Parrilli hasta se entusiasmó con un final cabeza a cabeza con el MPN.

En el MPN sapagista, la idea es allanar el camino para el triunfo en las elecciones municipales. En ese plan, la apuesta de máxima sería sacar dos bancas. Para el gobierno las cosas están bastante claras: Brillo arrancó 7 u 8 puntos debajo de Quiroga, pero ahora ambos están parejos, al punto que -dice- nadie puede formular un pronóstico como no sea el que "cualquiera se puede llevar dos".

Afirman que luego vienen Rioseco y Podestá, en ese orden pero cerca entre sí, y más atrás Escobar, de Patria Libre, y Edgardo Kristensen, del Acuerdo Cívico y Social; después el resto de las fuerzas. Y si bien admiten que Rioseco gana en Cutral Co y Huincul, recuerdan que el problema para el candidato kirchnerista lo representan Neuquén, Plottier y Centenario. De todas maneras celebran que éste "le saque votos a Quiroga y no al MPN".

Acorde con el calentamiento del clima electoral, Sapag endureció esta semana su discurso, por un lado en relación con los gremios estatales, a los que consideró embarcados en una actitud que combina la protesta con el interés electoral. No por nada, dijo un colaborador del gobernador, lanzaron "protestas combinadas en Zapala, San Martín y Neuquén, lugares donde hay un Sapag al timón. Confunden diálogo con debilidad".

Por otro lado, Sapag apuntó sus dardos contra Quiroga y Sobisch. Sin nombrarlos, habló de "algún adversario político y también de algún ex gobernador" que pretenden crecer señalando "falencias del gobierno".

En el caso de Sobisch no es para menos: el ex gobernador reapareció esta semana para presentar a Jorge Lara como su candidato para la capital. "No volvemos porque nunca nos fuimos", advirtió desde un rol decididamente protagónico.

"No nos van a arrebatar ni el gobierno ni el partido", dejó, de paso, en claro Sobisch. Primero para que Quiroga no se haga los rulos con la gobernación en el 2011; segundo, para que Sapag se entere de que el reto es también para él.

"Son jugadores compulsivos de la política que no pueden esperar su tiempo, pero vamos a ver qué pasa el 5 de julio", se escuchó decir muy cerca del gobernador en relación con la fecha de interna del MPN para concejales, convertida, de hecho, en pelea de fondo por el poder. A tal punto es así, que en las filas del sapagismo ya se preparan para "la próxima discusión", que se librará en torno de la supervivencia de la maltrecha fórmula de unidad Salvatori-Lores para el partido.

En ese sector consideran que por ahora ese ´consenso´ "está bajo un paraguas", pero no dudan de que luego de la interna por las concejalías vendrá la pulseada por la conducción del partido, y de que en esa batalla hay dos posibilidades: ponen cada uno un candidato o se van a las manos ellos mismos.

En este tren de cosas es que el eventual triunfo de Brillo, mucho más si lograra entrar con su compañera de fórmula, podría brindar una imagen de fortaleza para Sapag en la próxima interna. A su lado descuentan que Sobisch no apoya la campaña de su antiguo jefe de Gabinete. "No sabemos si trabaja para Quiroga, pero no pone el remo en el agua", deslizaron.

Lo cierto es que el ex gobernador está de campaña siempre: visita un barrio cada día y a su lado se jactan de tener "un ejército" dispuesto a librar la batalla para encumbrar a Lara.

Del lado de Sapag, en cambio, admiten que están "amasando consenso" para enhebrar una lista de unidad "con jóvenes, vecinalistas y gente de CALF". Descuentan que "Chito" Jalil es una de las posibles cabezas, pero no sueltan prenda respecto de otros nombres.

Mientras se preparan para librar la guerra, se congratulan del acercamiento al gobierno kirchnerista. Esta semana se dio un paso más para concretar el proyecto Chihuido I, una obra que puede ser una bisagra en la administración Sapag.

"Esto no es ´ahora Fertineu´, está al alcance de la mano", deslizan con ironía recordando antiguas frustraciones.