Lunes 15 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 22 > Sociedad
La nieve se hará rogar, como el año pasado
Habrá un par de días propicios hasta fin de mes. La cantidad e intensidad llegaría al terminar julio.

La zona cordillerana, a medida que pasan los días, y el calendario se acerca al invierno, comienza a aumentar en ansiedad ante la llegada de la nieve, que por el momento parece hacerse rogar. Para que la precipitación llegue a la superficie en forma de nieve, deben darse varias condiciones. Luego esas condiciones tienen que persistir para que la consistencia y perfil de la nieve caída persista en el tiempo.

Para que un sistema nuboso en capacidad de generar precipitaciones pueda hacerlo en forma de nieve, debe tener un perfil vertical de temperaturas tal como para que el copo formado en la nube llegue como tal al suelo. Para ello es necesario que la línea de 0ºC esté lo más cercana al suelo posible y que ese perfil se mantenga en altura. Es muy común observar situaciones donde en superficie tenemos temperaturas en 0ºC pero las precipitaciones llegan en forma de lluvia o a lo sumo aguanieve (el término escarchilla no existe en el diccionario de la Real Academia). En esos casos, por lo general estamos ante una inversión de temperatura: la temperatura sube con la altura en los niveles bajos, inhibiendo el proceso de formación de nieve, o acotándola a las cotas más altas.

Hay dos situaciones meteorológicas que tienden a generar nevadas intensas en la cordillera. La primera y más común se asocia al pasaje de un sistema de baja presión con un importante soporte de aire frío polar en todos los niveles. Si bien un sistema importante tiende a dar nevadas sobre toda la cordillera y precordillera, estas depresiones aportan la mayor cantidad de nieve en cotas medias y altas y suelen estar acompañados por vientos importantes. Los sistemas de baja presión que más nevadas generan están acompañados por vientos muy intensos en niveles cercanos a los 10 kilómetros de altura. En caso de no tener un buen soporte de aire frío, pueden generar temporales de lluvia intensa como el último registrado en la zona de cordillera.

La segunda situación es la que ha generado las nevadas históricas más intensas. Son las que los lugareños llaman "nevadas de abajo" porque se acompañan de vientos del este, y suelen ser también muy intensas en la línea sur. Ocurren cuando se desarrolla lo que técnicamente los meteorólogos llamamos como bloqueo de circulación.

En superficie, un sistema de alta presión ubicado sobre la costa de Chubut inyecta vientos del este en la zona con aire antártico que por circulación se ha cargado de humedad en el océano Atlántico. Como en altura tenemos una perturbación importante, esa masa de aire es obligada a ascender, genera nubosidad y termina dando nevadas intensas. Este tipo de situaciones son de lento desarrollo por lo que una vez instaladas pueden generar condiciones de nevadas por varios días manteniendo la intensidad. La cordillera juega a favor porque detiene el flujo del este y sostiene la nubosidad sobre el lado argentino.

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