Domingo 14 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 32 > Policiales y Judiciales
Diez años que giran sobre lo mismo
Una investigación hasta ahora bochornosa se encamina hacia un segundo juicio.

Se sumaron declaraciones, pericias, pero los principales indicios siempre estuvieron ahí, desde hace casi diez años.

Algunos interpretan que la llave del auto que entregó Juan Manuel Aguirre era la que había utilizado Ana Zerdán la noche del crimen; que la puerta del laboratorio estaba cerrada y que los autores tenían llave para entrar; que Juan Carlos Aguirre fue mendaz cuando relató que se levantó en la madrugada y se dirigió hasta el laboratorio para ver por qué no había llegado su pareja; que también mintió cuando dijo haber estado en Roca a la hora del crimen; que se demoró en llamar a la policía; que su auto estuvo estacionado frente al lugar de los hechos cuando se presume asesinaron a Zerdán; y que por esos días la víctima tenía intenciones de donar sus bienes a una sobrina y no a su hijastro, como pretendía su concubino.

Estas sospechas y algunas pericias psicológicas y papiloscópicas hicieron que Juan Carlos y Juan Manuel Aguirre fueran procesados tres veces como supuestos autores del homicidio de la bioquímica Ana Zerdán.

En las dos primeras, los tribunales que intervinieron en la apelación les dictaron la falta de mérito, permitiéndoles la libertad. En abril de 2005 fue la Cámara Segunda de Roca la que por mayoría decidió que ambos debían continuar en la cárcel y enfrentar un juicio oral por homicidio.

Casi 9 años después del crimen, el concubino y el hijastro de Ana Zerdán se sentaron en el banquillo. Tres meses duró el debate y más de 90 testigos desfilaron por la sala de audiencias, para que finalmente en mayo de 2008 estos indicios se derrumbaran uno a uno.

"Absolver a Juan Carlos Aguirre y absolver por el beneficio de la duda a Juan Manuel Aguirre Taboada", fue la conclusión de la Cámara Segunda del Crimen de Cipolletti, que llegó a considerar que el razonamiento de los acusadores al analizar alguno de estos indicios tuvo "ribetes cinematográficos".

Pero los acusadores no se quedaron allí. Tanto el fiscal de Cámara como la querella, que insistentemente a lo largo del proceso apuntó a demostrar la culpabilidad de los Aguirre en el asesinato, presentaron recursos de casación. El primero pidiendo la nulidad del juicio y el abogado de la familia, solicitando directamente la condena de los dos sospechosos.

Esta semana el Superior Tribunal de Justicia les dio la razón. Por mayoría, dispuso que la causa sea remitida al tribunal de origen para que con distinta integración se realice un nuevo juicio. Uno de los vocales, Alberto Balladini, le había hecho lugar a la solicitud de la querella y votó por la condena, aunque su opinión quedó en minoría.

¿Qué tuvo en cuenta el STJ? Los mismos indicios que para algunas cámaras -incluyendo la que realizó el debate- no comprometían a los imputados porque los analizaron de manera muy diferente. Apenas un párrafo destinó el máximo tribunal a una polémica huella que se decía que pertenecía a Aguirre (padre), determinante de algunas resoluciones, y que los peritos chilenos aniquilaron en el juicio. Diez años para volver a empezar. Diez años de un accionar lamentable de la justicia, ya sea porque se termine demostrando la culpabilidad o inocencia de los imputados. ¿Dónde están las garantías para ellos?, ¿dónde el respeto para los familiares y amigos de la víctima y para la comunidad toda que espera respuestas?

Tres procesamientos, dos faltas de mérito y una absolución, y ahora por cuarta vez les pidieron la detención para que esperen un segundo juicio. Y con un fallo del STJ a sus espaldas que parecería llevar un mensaje entrelíneas.

Si bien la mayoría votó por la nulidad y no compartió la solución que propuso Balladini para condenarlos, sí estuvieron de acuerdo en gran medida con el "análisis" que el primer vocal realizó de los indicios.

Luis Lutz, el segundo votante, escribió: "coincido parcialmente con ciertos y precisos fundamentos de ese voto (el de Balladini) en cuanto a que debió efectuarse una más profunda (considerandos 10 a 17) y -agregó- quizá hasta distinta y más plural valoración de las pruebas de indicios por parte del tribunal de juicio (ver en particular considerando 19) pero discrepo esencialmente en la solución que propone".

Los considerandos 10 a 17 son justamente los principales indicios. Por esta frase, la mayoría de quienes leyeron la sentencia interpretaron que Lutz también entendió que los dos son responsables, sólo que "no se animó" a condenarlos directamente.

El mensaje oculto en el fallo parecería decir "que la causa vuelva a la cámara y que los nuevos jueces que intervengan, condenen". Aunque nada está dicho aún y, obviamente, se mantiene la presunción de inocencia.

¿Qué estará en análisis en el segundo debate? Lo mismo. Se podrán agregar algunos testimonios y quizás pericias, pero si no aparece alguna prueba directa que comprometa o desincrimine a los Aguirre, lo medular serán esos mismos indicios indirectos que desde hace casi diez años dan vueltas en el expediente, pegan y rebotan, contra los sospechosos de siempre.

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