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Buscando el sol de los pioneros | ||
Un joven periodista del "The New Yorker", Eric Lach, dejó registrada en su primer libro la historia itinerante de su familia en busca de una vida digna que los llevó a surcar continentes y afrontar la violencia traspolada de los pogroms europeos a los exilios forzados de la dictadura argentina. En "¡Y los pioneros no se apagan en un parpadeo de sol!", recién publicado por Acervo Cultural, registró su viaje a las colonias judías de Entre Ríos junto a su abuelo argentino y se interroga "¿cuánto estás dispuesto a dejar atrás para llegar donde vas?", una pregunta constitutiva de las recurrentes dispersiones, a veces violentas, del pueblo judío. ¿Qué diferencia hubo entre la intimidación de aquella Europa y las desapariciones forzadas del Plan Cóndor a la luz de la gente que buscaba un lugar donde vivir con dignidad? Eric es el último eslabón de destierros forzados que comenzaron en la Europa bolchevique y se mudó la tierra de los gauchos judíos en busca de una nueva vida. Sus padres nacieron en Buenos Aires, atravesaron la violencia palestino-israelí del Medio Oriente y recalaron, al fin, en claustros académicos de los Estados Unidos buscando un mejor lugar para aminorar el dolor del exilio. Allí nació Eric y aquí, en la Argentina, vive gran parte de su familia, la que lo constituye por la melancolía de lo desconocido y la curiosidad de lo que fue. Es así que con uno de sus abuelos argentinos, Juan Gurevich, fue al encuentro de ese pasado. El road movie de Eric y Juan quedó reflejado en este libro cargado de pequeñas imágenes, reflexiones hechas a la luz de atardeceres entrerrianos y ruinas de asentamientos judíos que indican un pasado duro, evocativo, esperanzador y sobre todo laborioso. Lach reconoce no haber disfrutado nunca de un "horizonte" hasta la llegada a los campos de Entre Ríos, una línea infinita con la que intenta aclarar su futuro, echar luz sobre la comprensión de su presente y entender con el corazón que, él, ya no necesita huir como sus antepasados. El viaje a las colonias judías fue un boleto a su historia, a los amigos desaparecidos de sus padres, a la plaza de Memoria Activa donde su abuelo reclamaba justicia por los muertos de la AMIA, o a las prácticas religiosas de aquellos exiliados europeos de fines del siglo XIX y XX. Es extraño sentir que uno vuelve al lugar de donde nunca se fue. Sin embargo Eric necesitó indagar en ello para saber desde dónde continuar su futuro. No muy diferente a los hijos de otros expatriados que conocen los olores o los edificios de la infancia de sus padres sin haberlos siquiera pisado. "¡Y los pioneros no se apagan en un parpadeo de sol!" compila estas sensaciones mientras el autor descubre algunos rasgos de su historia familiar itinerante. En su libro consigue reflejar el paradigma de muchos que permanecen con las valijas siempre listas de las que sólo han retirado algunos bártulos sin olvidar que, en cualquier momento, deben volver a huir en búsqueda de un mejor horizonte que los cobije. Para Eric, ese futuro parece haber concluido con cierta calma que parece haberle producido este libro. Otros, sin embargo, siguen buscando el sol de los pioneros de aquellas fecundas colonias pintadas en esta deliciosa crónica de viaje por las verdes llanuras entrerrianas. (Télam). | ||
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