Ni el más optimista hincha de Arsenal soñaba con una performance como la que entregó anoche el equipo de Jorge Burruchaga. Los del Viaducto, hasta ayer últimos en la tabla, superaron ampliamente a Lanús que no tenía en mente dejar la cima del Clausura en Sarandí.
El sorprendente 4-1 final es por demás justificado. Arsenal desplegó un juego sin fallas, con una intensa movilidad de sus hombres, pero principalmente del balón, y siendo paciente para esperar sus oportunidades. Pocas veces se ha visto a este Lanús, acostumbrado a ser generalmente dominador, a deambular de un lado a otro sin saber cómo contrarrestar el juego de su rival.
Arsenal tuvo un comienzo arrollador y fue el protagonista de las acciones de peligro. El equipo de Luis Zubeldía no tuvo reacción y mostró graves errores defensivos, que comenzaron a pagarse a los 8´ cuando Cristian Pellerano aprovechó de cabeza, una cesión de Mariano Brau, quien la había peinado en el primer palo tras un corner.
Lanús que no tenía ideas en ataque, sus armadores Blanco (fue amonestado -llegó a 5- y se pierde el próximo duelo ante Vélez) y Valeri estuvieron estáticos, y Arsenal no bajó la intensidad de su juego. A los 18´, Bossio lo bajó a Matos y Sena anotó el segundo de penal. Cinco minutos más tarde, otra vez Pellerano, con un disparo desde la medialuna, puso el 3-0. A Lanús le costó muchísimo armar una situación de riesgo, pero Velázquez le dio esperanzas para el segundo tiempo al descontar.
Pero a Arsenal no le pesó la circunstancia y siguió siendo amo y señor del partido en el ST. Incluso sobre el final se dio el lujo de redondear la goleada con un remate del juvenil Benedetto para desatar la fiesta en el Viaducto.
