ROCA (AR).- La investigación del brutal asesinato de Sofía Antonella Juárez, de 3 años, es un caso cerrado. Por unanimidad, la Cámara Criminal Segunda de Roca condenó ayer a la pena de prisión perpetua al padre de la chiquita, confeso autor del abuso sexual seguido de homicidio ocurrida el 21 de mayo del año pasado en Chimpay.
La pericia psicológica realizada esta semana al joven detenido, de 26 años, confirmó que al momento de violar, acuchillar y asfixiar hasta la muerte a su propia hija, Carlos Antonio Juárez comprendía la criminalidad de sus actos y podía dirigir sus acciones, por lo que recayó sobre él la máxima pena prevista por la ley penal argentina: la prisión perpetua sin posibilidad automática de obtener beneficios.
Ana Lía Fernanda Palazzolo, la mamá de Sofía y ex pareja de Juárez, estuvo absolutamente sola durante la lectura del fallo, a la que no acudió el imputado "por razones de seguridad".
La confesión de Juárez, los testimonios recogidos a lo largo de la instrucción y las pericias médico forenses confirmaron que el hombre, nacido en Tucumán y llegado al Valle para trabajar en la temporada de cosecha, salió de su casa llevándose a la pequeña alrededor de las 19.15 del 21 de mayo. Supuestamente salían a pasear, pero todo terminó en un macabro crimen. Según el fallo, Juárez se llevó a la nena hasta la zona rural, a un lugar ubicado aproximadamente entre el kilómetros 1052 y 1053 de la Ruta 22 y allí la atacó. Profundos cortes en el cuello, un salvaje sometimiento sexual y finalmente la asfixia mecánica por obstrucción de las vías respiratorias terminaron con la vida de la criatura. "Luego de esto ocultó el cuerpo desnudo de su hija debajo de unos matorrales y procurado hacer desaparecer rastros del hecho procedió a quemar algunas prendas que vestía la menor y también el propio encausado, quien luego regresó a su domicilio manifestándole a la mamá de Sofía que había dejado a la nena en la localidad de Belisle, al cuidado de una familia", se afirmó.
Juárez nunca explicó por qué atacó a su propia hija, aunque dijo a la justicia que todo ocurrió "tal cual" lo decía la imputación. También dijo que antes de cometer el crimen había tomado "tres Gancias y ocho pastillas de Rivotril" y que cuando se dio cuenta "ya era tarde, me había mandado la macana".
Palazzolo, quien viajó ayer de regreso a Tucumán, afirmó no estar del todo conforme con el fallo. Si bien exigía una condena, la joven de 24 años reclamó que Juárez no quede alojado en una cárcel común, como la ex Alcaidía de Roca, sino que sea detenido "de por vida en una cárcel de máxima seguridad".