LA PAZ (AP).- Puede eludir misiles, pero ahora la heroína de historietas bolivianas llamada Súper Cholita tiene la complicada misión de acabar con la corrupción y la impunidad en este país.
Al tomar fuerza las reivindicaciones de los pueblos indígenas, surgió también una novedosa variante a las historietas: la de personajes autóctonos que intentan cambiar el estado de cosas.
La Súper Cholita no es la única: Kollaman, de rasgos mestizos, irrumpió también en el cómic para "salvar a Bolivia" con su colorido poncho indígena, su gorra de beisbolista y unas falsas zapatillas Nike. Estos singulares personajes de ficción, con sus andanzas diarias, trazan las desventuras de un país fuertemente marcado por una polarización política, social y regional.
De ojos enormes y pestañas largas como las historietas japonesas, la Súper Cholita viste como las mujeres indígenas del país: pollera colorida y mantilla. También se conmueve con las desventuras amorosas de sus vecinas y baila en las fiestas populares. En la primera historieta aparece el presidente Morales solicitándole ayuda "para sacar el país adelante´´. Suelta de cuerpo, la heroína le contesta: "Lo siento, Evo, pero milagros no hago´´.
En sus dos últimos números, la revista recrea hechos de una rebelión popular del 2003 que provocó la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, ahora demandado en un juicio por la muerte de 63 manifestantes.
El primer número tiró 500 ejemplares y el último 3.000, el mayor tiraje para una historieta en el país. Aun así, las ventas, no le dan para vivir al autor Rolando Valdez, un enfermero desocupado y divorciado que aún se gana la vida vendiendo CD piratas en una feria popular de El Alto, una de las urbes más pobres del país. Al menos, hasta que su Súper Cholita sí haga el milagro de dejarlo vivir de sus historias.