Miércoles 10 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 26 > Salud
Terapia cognitiva contra vejiga hiperactiva
Las causas de la incontinencia urinaria por el síndrome de vejiga hiperactiva en las personas adultas pueden ser muchas. El problema puede afectar seriamente la calidad de vida de la persona y habitualmente se trata con medicamentos, pero en Estados Unidos estudian ahora la mejor manera de tratar los síntomas sólo con entrenamiento.

Un equipo de médicos de la Loyola University en Chicago ha probado medidas alternativas a los tratamientos de la incontinencia urinaria que se utilizan actualmente en mujeres.

Los médicos de este centro de salud estadounidense agruparon a las pacientes en un estudio que usa terapia cognitiva para tratar su problema de vejiga hiperactiva.

Esta técnica emplea ejercicios de respiración profunda e imágenes de guía, que intenta adiestrar al cerebro para controlar la vejiga sin utilizar cirugías ni medicamentos.

La vejiga hiperactiva o incontinencia urinaria de urgencia se caracteriza por una sensación urgente de ganas de orinar y la falta de capacidad de controlar la micción, con la consiguiente pérdida repentina de orina.

No hay una causa única; el padecimiento de las personas que sufren esta dolencia puede deberse a una gran cantidad de patologías. La mayoría de los pacientes no consideran que estos síntomas sean una enfermedad en sí; suelen experimentarlos como una condición humillante que delata signos de vejez.

Debido al uso continuado de absorbentes, los pacientes con el síndrome de vejiga hiperactiva suelen sufrir escaras, irritaciones y depresión por el aislamiento social que este trastorno les provoca. Puede producir discapacidad y está asociada con una disminución marcada de la calidad de vida y la salud.

La condición afecta a hombres y mujeres, pero ellas sufren síntomas más graves. Se cree, por ejemplo, que el tratamiento de los síntomas urinarios durante la infancia podría prevenir este tipo de trastornos en la edad adulta.

La conexión entre cuerpo y mente

Los hallazgos del nuevo estudio, que fueron presentados en el encuentro anual de la Asociación de Urología de EEUU en Chicago y publicados en el Journal of Urology, revelaron que la terapia cognitiva puede ser una estrategia efectiva del manejo de la incontinencia urgente.

"La conexión cuerpo-mente ha resultado ser particularmente valiosa para las mujeres que sufren de incontinencia", dijo el investigador Aaron Michelfelder, subdirector de la división de medicina familiar y profesor en la Escuela de Medicina de Loyola University.

Las pacientes de Michelfelder asistieron a una consulta inicial donde se les introduce a la terapia cognitiva. Luego escuchan una grabación de audio con una serie de ejercicios de relajación y visualización en sus casas, dos veces al día durante dos semanas.

Las pacientes tratan de recordar, mediante anotaciones de control, el número de episodios de incontinencia que tienen tanto en la etapa previa y posterior a la terapia. La mayoría experimentó una notable mejoría en los síntomas.

"Una de cada cuatro mujeres"

Antes de ingresar a este estudio clínico, muchas de las pacientes debían usar protectores, y se les hacía difícil salir de casa o evitaban las reuniones sociales. La terapia les permitió a la mayoría reconocer con éxito el vínculo entre cerebro y vejiga para controlar la incontinencia de modo de no tener situaciones embarazosas.

El estudio evaluó un subgrupo de pacientes con una edad promedio de 60 años que tenían un diagnóstico de vejiga hiperactiva. Además, debían ser estables en todos los tratamientos de dicha manifestación durante los últimos tres meses antes de ingresar en el estudio. Los datos revelaron que el número promedio de episodios de incontinencia severos por semana se redujo de 38 a 12.

"Casi una de cada cuatro mujeres sufre desórdenes en el bajo vientre, entre ellos la incontinencia", expresó la investigadora Mary Pat Fitzgerald, profesora de obstetricia y ginecología de la Escuela de Salud de Loyola University, quien también participó de la investigación. Fitzgerald sugirió que la terapia cognitiva puede jugar un rol vital para la comprensión y tratamiento de este desorden.

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