Los desacuerdos y acusaciones recíprocas a que ha dado lugar la metodología de recuperación de los contenidos perdidos por los 31 días de paro docente en Río Negro representan un ejemplo clásico de hipocresía compartida: Todos los sectores se muestran molestos, pero con sus acciones expresan que el tema en debate les preocupa bastante poco.

Es que "el tema" es la educación que se imparte a los estudiantes de todos los niveles en Río Negro. Y más puntualmente, si educar implica la necesidad de compartir en un recinto -escuela- actividades determinadas entre educadores y alumnos.

Si no es necesario, la discusión sería ociosa, el paro no habría generado pérdida. Pero la propia tarea docente se vería en duda.

Si, en cambio, coincidimos en que la educación necesita de un tiempo determinado de asistencia a la escuela -el óptimo ha sido fijado en 180 días-, y que para su desempeño es importantísima la labor docente, la conclusión es que el paro causó un perjuicio, que -si en verdad nos interesa la educación- debe ser reparado.

Todo lo demás -según de qué lado provenga- huele a comodidad, a conveniencia sectorial o a incapacidad para ejercer responsabilidades de gobierno.