En el 2001 el madrileño lanzó Blubster, que pasó a ser uno de los programas para compartir información de persona a persona más populares de los últimos tiempos. Lo hizo sin una capacitación especial y operando desde el departamento de su abuela.
Ahora Soto puede terminar siendo víctima de su éxito, pues ha sido acusado de piratería cibernética por la industria musical, en un caso que es seguido muy de cerca en todo el mundo. ``Estamos combatiendo empresas que se benefician desarrollando aplicaciones que son usadas para cometer actos de piratería'', declaró Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, asociación que agrupa a las sucursales españolas de las compañías disqueras Sony, Universal, Warner y EMI.
Está demandando a Soto por 13 millones de euros (19 millones de dólares), acusándolo de promover una competencia desleal. Promusicae dice que Soto es un parásito de la internet que le roba a los artistas y a las disqueras al facilitar que la gente baje música y otros materiales protegidos por los derechos de autor mediante sus programas P2P.
Guisasola espera que el caso siga los parámetros de otros similares que involucraron a Napster en Estados Unidos y Pirate Bay en Suecia. Y confía en que este proceso impulse a las autoridades españolas a tomar medidas para combatir abusos. España es uno de los países donde más actos de piratería cibernética se cometen.
El caso también podría traer problemas a la industria musical. En Suecia, Pirate Party recibió firme apoyo después de que un tribunal mandó a la cárcel a los cuatro promotores del programa The Pirate Bay. ``Si ganan ellos, cierro el negocio'', dijo Soto. ``Si gano yo, podré volver a dormir.
Trece millones de euros representan una cadena perpetua''. Soto, quien tiene hoy 29 años, afirma que Blubster es una herramienta perfectamente legal, aunque admite que fue diseñada con el objetivo de burlar las trabas legales que hundieron a Napster en el 2001.
Sostiene que no es responsable de lo que hace la gente con sus programas. ``Mis programas no son usados exclusivamente para bajar música en forma ilegal. El P2P tiene muchos usos'', expresó. Citó como ejemplo la obtención de discursos históricos y de música y propiedad intelectual que no están protegidas por los derechos de autor.
Soto aduce que si es culpable, también lo son compañías como Google y la empresa de telecomunicaciones Telefónica, que ayudan en el proceso. El joven dijo que diseñó Blubster por pura curiosidad y que al principio lo distribuyó exclusivamente entre amigos.
A los pocos días se dio cuenta de que casi un millón de personas habían bajado el programa. Admite que gana dinero con publicidad, pero insiste en que es una operación legítima. Niega haber ganado fortunas, como dicen algunas versiones.
Asegura que jamás tuvo más de 15.000 euros en el banco, que sigue funcionando desde el departamento de su abuela y que vive en un piso alquilado. Para mucha gente Soto es una especie de héroe, paladín de un movimiento que postula que los artistas y demás pongan su trabajo a disposición de la gente a través de la internet, sin cobrar derechos de autor.
Esos sectores dicen que el movimiento está tomando fuerza y que podría amenazar la industria del mundo del espectáculo. Es por ello que surgen demandas contra gente como Soto, señalan. Bajar material protegido por derechos de autor es ilegal en España, pero no constituye un delito penal y los juzgados generalmente desestiman las demandas por considerar que no hubo delito si no se le dio al material uso comercial.
Esa actitud enfurece a las compañías disqueras y a la industria del espectáculo en general. ``La piratería cibernética a alcanzado niveles epidémicos en España'', señala un reciente informe del Bloque Legislativo de Contra la Piratería Internacional de Estados Unidos, el cual acusa a Madrid de no hacer mucho para combatir este fenómenoo.
Una organización estadounidense que protege los derechos de autor, la International Intellectual Property Alliance, dice que en el 2008 fueron bajados ilegalmente 2.000 millones de temas musicales, comparado con los 2,2 millones que fueron adquiridos legalmente.
El organismo dijo que la industria disquera perdió 1.600 millones de dólares entre el 2007 y el 2008 debido a la piratería. ``España no puede aspirar a estar en el Grupo de los Ocho de naciones industrializadas si figura en el G10 de los países con más incidencia de piratería cibernética'', declaró Guisasola.