Lunes 08 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 29 > Cultura y Espectaculos
Cuando baja el telón
Editaron en la Argentina “Entre actos”, libro póstumo de Virginia Woolf.
Buenos Aires (Télam).- Poco antes de suicidarse, la escritora inglesa Virgina Woolf escribió “Entre actos”, obra publicada póstumamente que acaba de llegar a las librerías locales y que está considerada uno de los aportes más decisivos a las literatura europea del siglo XX.Presente y pasado, la historia más lejana y la historia que está a punto de ocurrir, el mundo remoto y el mundo que ya empieza a desaparecer se entrelazan en esta prodigiosa novela, el último acto de una de las representaciones literarias más perdurables de todos los tiempos.La historia transcurre durante el verano de 1939 en Pointz Hall, la casa de campo de la familia Oliver desde hace más de un siglo: ambientada en un pueblo a lo largo de un solo día de 1939, la narración va enhebrando distintas voces disparatadas, inspiradas por el miedo de la guerra y la disolución de un mundo.El principal evento que se narra en “Entre actos” –publicada por Lumen– es la representación de la obra teatral que todos los años se organiza en el pueblo, escrita y dirigida esta vez por la vehemente señorita La Trobe, quien refleja en su escritura la historia de Inglaterra desde la Edad Media hasta los días previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial.Hasta que se interpuso la idea de su suicidio, Woolf todavía pensaba hacerle algunas correcciones –sin duda menores– al texto, lo cual poco importa hoy a la vista de esta obra maestra y final: de hecho, es uno de los cierres más abiertos que un autor contemporáneo haya dado a su obra.La obra fue escrita en ese mismo año de 1941 cuando se adentró en el río Ouse con los bolsillos del abrigo llenos de piedras y puso fin a su vida. Había dejado dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido, las dos personas más importantes de su vida. Virginia Adeline Stephen nació en Londres el 25 de enero de 1882.Su padre, sir Leslie Stephen, era un importante crítico, filósofo e historiador, por lo que se crió en un ambiente intelectual. Su madre era Julia Duckworth, quien antes se había casado con Herbert Duckworth; tenía hermanos –Vanessa, Thoby y Adrian– y hermanastros –George, Stella y Gerald–. De formación autodidacta debido a que por problemas de salud e inestabilidades mentales no podía acudir con regularidad a la universidad, la escritora se mudó hacia 1905 al barrio londinense de Bloomsbury, donde formó una comunidad a la que llamaron “El grupo de Bloomsbury”, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros universitarios de su hermano mayor.Por esa época, Virginia también comenzó a publicar críticas literarias en el periódico “The Guardian” y en “Times Literary Supplement”. En 1912, a los 30 años, se casó con el economista Leonard Woolf, miembro también del Grupo de Bloomsbury.Con él fundó, en 1917, la célebre editorial Hogarth Press, que editó su obra y la de otros escritores como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o Sigmund Freud. Sus primeras novelas fueron “Viaje de ida” (1915) y “Noche y día” (1919).Con éstas rompió los moldes narrativos heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la subordinación de personajes y acciones al argumento general de la novela, así como las descripciones de ambientes y personajes tradicionales.Pero recién con la publicación de “La señora Dalloway” (1925) y “Al faro” (1927) fue elogiada por su originalidad literaria: en estas obras sobresalieron la técnica maestra y su afán por experimentar en el lenguaje literario, además de haber introducido en la prosa novelística un estilo y unas imágenes hasta entonces propios de la poesía.Después apareció “Orlando” (1928), una obra que constituye una fantasía libre, basada en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, amiga y también escritora (con quien tuvo una relación amorosa), en que la protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa.

Además fue reconocida con la publicación de otros títulos, como “El cuarto de Jacob” (1922), “Una habitación propia” (1929) “Las olas” (1931) o “Tres guineas” (1938), en las cuales desarrolló su técnica del monólogo interior o flujo de conciencia, y puso de manifiesto su preocupación por la sumisión social de la mujer y su énfasis psicológico en el retrato de personajes.

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