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¡Cantá, Susan, cantá! | ||
Hola, Susan. Sé que en esa clínica para gente con estrés no te muestran cartas. Será parte del "tratamiento" un blindaje de calma, pastillas, caminatas, charlas, todo muy bien, Susan, pero tenés que ingeniarte para leer esta carta. Te la llevará el búho de Harry Potter, te vas a dar cuenta porque, ¿qué haría una búho picoteando tu ventana cuando nadie te vigile? Te acercarás a él, no te hará daño, amiga de la voz maravillosa. Y leerás esto: quiero empezar por el final, por lo más importante, por si aparecen de pronto, se abalanzan -guardianes benévolos- para evitarte cualquier estímulo que no controlen, aunque vos seas perfectamente capaz de controlarlo. Cantá, Susan, cantá. Por Dios, por favor, por nosotros, por mí, cantá, amiga de esa Escocia mágica, de duendes y elfos. Esos del concurso, los medios, el imaginario que une una bella voz a una determinada figura de mujer, que destaca que sos desaliñada y torpe, no pueden ponerte en el escenario real, en el que te puedo ver perfectamente: una luchadora épica contra los vikingos, una mezcla de campesina y pueblerina de estirpe de reinas. Con un don. Un don que nos ha encantado, Susan. ¿Sabés? La voz humana me llama mucho la atención, puedo escuchar al pasar, por decirte, a Mercedes Sosa -ya te hablaré de ella- a Gustavo Cerati, a Elvis Presley, y los reconozco así nomás, tocan una fibra que no sé dónde está, y eso me pasó desde que te escuché, cocinando y teniendo el noticiero puesto y ah, esa voz mágica, estremecedora, tan pura que no soy digna de ella, una voz élfica, como la de las sirenas que encantaron a los navegantes, y casi se me quema el pollo, Susan, me dejaste atónita. Nada original, como ves. ¿Y para esto me escribe esta argentina?, dirás. Te han dicho y escrito y gritado y analizado todo lo posible, ¿qué puedo decirte? Esto: cantá, Susan. Cagate en todo, dejá a tu hermano o a quien sea las cosas gerenciales; vos cantá. Tu voz es tu camino, tu salvación, abrí esa boca enorme, poné a vibrar esas cuerdas vocales privilegiadas, ése es tu sueño cumplido, ése es el sueño que soñabas, no ganar el concurso ése, primera, segunda, criterios comerciales, circo, amiga. Tu voz es la que queremos. Esos que "ganaron" no perdurarán más que un suspiro. Vos ya estás en nuestros sueños, sos nuestros sueños, es tu sueño, ¡qué privilegio! Cuando te persigan, cuando te hostiguen, cuando te estigmaticen como una más que no supo manejar la fama... cantá, Susan. Ahí se rompe el maleficio y todos nos callamos. ¿Sabés la historia de Moisés y el faraón? Claro que sí: él se encontró entre el mar y los ejércitos y levantó la vara y las aguas se abrieron temibles e inofensivas. Tu voz es tu vara. Blandila, espada de luz y sonido, abrí una brecha en esa telaraña en la que te quieren envolver. Reencontrate con tu sueño, mujercita élfica. No te enredes en trajes y peluqueros y chismes. Te respalda una Escocia de duendes y hadas. Anoche a la una de la mañana y siguiendo las instrucciones telefónicas de María Luz aprendí a encontrarte en YouTube -porque yo avanzo en internet según lo necesito- y cerré los ojos y soñaste un sueño para mí, a todo volumen, y se estremecían los parlantes y vibraban los papeles y cimbreaba mi alma. Con ésta va un CD de otra voz que amamos por aquí, la negra Mercedes Sosa. Ella también tuvo que afrontar presiones muy duras y ahí está, tampoco responde al modelo: te sentirías identificada. Hay una canción que te dedico especialmente: se llama "Honrar la vida" y dice que "merecer la vida... es una virtud, es dignidad/y es la actitud de identidad más definida/porque no es lo mismo que vivir/honrar la vida". Tu identidad es el canto, honraste la vida desde el mismísimo momento en que nos regalaste tu don. No aflojes, amiga. Alguna vez vení a la Argentina, y yo te voy a gritar "soy la del búho." | ||
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