| El progreso tecnológico no sólo ha producido un sinfín de beneficios. También ha brindado a los malintencionados la posibilidad de provocar catástrofes de dimensiones antes apenas concebibles. Aunque la amenaza planteada por el ciberterrorismo es menor que la supuesta por otras innovaciones relativamente recientes como las armas nucleares y biológicas, a juicio del gobierno norteamericano es lo bastante grave como para hacer necesaria la creación de un "comando digital" en el Pentágono, con un presupuesto multimillonario, que según el presidente Barack Obama estará encabezado por un "ciberzar", cuya función consistirá en procurar mantener a raya a las bandas de hackers que todos los días logran penetrar en las redes informáticas militares y administrativas de la superpotencia con el propósito ya de conseguir información secreta, ya de inutilizarlas y de tal modo provocar estragos materiales. Como afirmó Obama, "pudimos atisbar el futuro rostro de la guerra cuando los tanques rusos avanzaban sobre Georgia y los ciberataques estropearon los sitios de internet del gobierno georgiano". Si bien en aquella ocasión se trataba de ataques relativamente primitivos, los norteamericanos temen que países nada amistosos u organizaciones terroristas pronto adquieran la capacidad para sembrar el caos en unidades militares que dependen de las comunicaciones cibernéticas. Asimismo, Obama y sus colaboradores son conscientes del peligro de que hackers sofisticados ocasionen daños económicos enormes atacando no sólo a las redes oficiales sino también a grandes instituciones financieras o las computadoras que manejan el sistema energético. Para las sociedades actuales, incluyendo las económicamente subdesarrolladas, la informática ya es imprescindible. En un lapso asombrosamente breve, de apenas treinta años, las computadoras se han hecho absolutamente necesarias para todos los gobiernos, los servicios públicos, la mayoría de las empresas y una proporción creciente de las personas. Si dejaran de funcionar de forma adecuada, el impacto sería con toda seguridad devastador. Afectaría en seguida las relaciones económicas entre individuos, empresas, sectores industriales y países enteros. Se trata del lado oscuro del progreso tecnológico que tanto ha contribuido a mejorar el nivel de vida de miles de millones de personas, puesto que Obama -el que por cierto no puede quejarse por la falta de problemas difíciles que tendrá que intentar resolver- se ha sentido obligado a tomar iniciativas que hace muy poco hubieran parecido apropiadas para un cuento de ciencia ficción. Aunque Estados Unidos ha conservado el liderazgo en el ciberespacio, sus dirigentes entienden que lo que hasta ahora le ha permitido aventajar a los demás países podría transformarse en cualquier momento en su talón de Aquiles porque lo ha hecho vulnerable frente a los ataques informáticos de hackers que viven a miles de kilómetros de sus blancos. Últimamente los más agresivos han sido rusos y chinos. Como el gobierno norteamericano, los de Rusia y China se han dado cuenta de las posibilidades abiertas por la dependencia y se sospecha que protegen a los "ciberpiratas" locales por suponer que un día podrían resultarles muy útiles. Mal que bien, a cambio de los beneficios provistos por el desarrollo explosivo de la informática tendremos que acostumbrarnos a la mayor vulnerabilidad que supone. Mientras que los gobernantes de todos los países, desde los más poderosos hasta los más débiles, se preocupan por las oportunidades brindadas por la cibernética a los jefes de ejércitos hostiles, a terroristas y a saboteadores, los demás seguirán procurando defenderse contra delincuentes resueltos a vaciar sus cuentas bancarias, chantajistas en busca de información que podría resultarles provechosa, y aquellos personajes que, a menudo sólo por malicia, se divierten propagando virus destructivos. Parecería que el ciberespacio es por su naturaleza un territorio anárquico que, para colmo, cambia con rapidez tan desconcertante que hasta las defensas más sofisticadas, y más costosas, no tardan en ser desbordadas, razón por la cual es de prever que la persona nombrada por Obama para combatir a los delincuentes, terroristas y otros malhechores digitales sea uno de los miembros más importantes de su administración. | |