Había una vez una muchacha que estaba sola, y aprendió a vivir sola y cuando ya era un poquito más grande se juntó; el hombre que estaba a su lado la golpeaba y ella no se iba de su lado porque tenía mucho miedo a la soledad. Como no se iba, él la golpeaba mucho, hasta que un día se despertó y dijo: "Hoy ya no me va a pegar más". Agarró una muda de ropa y se fue, sola, a vivir a la calle y un día se acercó un hombre y le dijo: "¿Qué hacés en la calle sola?".
Ella le respondió: "Lo que pasa es que no tengo a donde vivir". El hombre se enterneció y se ofreció a ayudarla. Le dio afecto, una cama limpia, comida caliente y, lo más importante, mucho respeto.
Así la chica supo que realmente sola y sin golpes puede vivir. ¡Gracias!
(Mamá del taller de Barriletes en Bandada)