NEUQUÉN (AN).- La primera etapa del trabajo dentro del taller "barriletes" fue el trabajo en grupos contando cuentos.
Los encargados del taller cuentan que primero hubo que esperar que los chicos se soltaran pero que después fluyeron historias y más historias. Una más terrible que otra. La clave fue llevarlas luego a las computadoras, leerlas y comentarlas.
"Fuimos modificando cosas: nunca estuvo pensada la participación de las mamás pero ellas llegaron y empezaron a quedarse y a colaborar y a escribir y la verdad que les hace muy bien a ellas y a los chicos", explicó la psicóloga Bettiana Asensi. Su colega Marta Basile, quien encabeza el proyecto, contó que es difícil mantener toda la estructura, sobre todo por la cantidad de chicos que participan del proyecto aunque a lo largo de los cuatro años que llevan de trabajo siempre hubo una raza de leche caliente, pan bien preparado y galletitas u otros platos especiales preparados para ocasiones también especiales.
Entre quienes colaboran con "Barriletes en bandada" están: La Unión Europea y diario La Nación, y también la fundación Luciérnaga, la Red Solidaria y el Rotary Club Mapu.
Entre las premisas de "Pensar" está el objetivo de ir "de la esperanza a lo posible" en un escenario donde los problemas sociales fluyen con la misma velocidad que lo hace el viento.
El éxito del programa, además del desarrollo del sentido crítico, está en la estabilidad y la continuidad.
"Ellos saben que llegan y que nosotros estamos", se describe en el blog de Barriletes en bandada. Los operadores, entre los que hay muchos estudiantes de psicología, colaboran para que los cuentos sirvan para el desarrollo de la lengua. A lo largo de estos años, a través de este programa, se ha logrado la reinserción escolar de muchos chicos. Este año, los primeros "barriletes" han iniciado sus estudios secundarios pero, aún con dificultades por los horarios, siguen participando del taller.
Entre otros trabajan en el proyecto: Marta, Bettiana, Maxi, Berenice, Soledad, Diana, Moira, Beba, Alicia y María.