Según los analistas, los socialistas dejaron perder durante la campaña una oportunidad de oro de capitalizar la crisis económica y erigirse como defensores del empleo y el bienestar social ante el liberalismo y los excesos del sistema financiero. Por el contrario, la actual situación golpeó a los gobiernos de izquierda del continente, que han sido desbordados por la situación económica.
En cambio, la crisis y el desencanto con la Europa comunitaria que siente buena parte de la opinión pública europea benefició a algunos de los partidos antieuropeos más radicales del continente.
Es el caso de la formación austríaca del euroescéptico Hans-Peter Martin, que obtuvo casi el 18% de los votos, o del ultraderechista e islamófobo Partido de la Libertad en Holanda, que recabó el 17% de los sufragios.
Los euroescépticos del partido Verdaderos Finlandeses también dieron un salto importante en Finlandia con el 10% de los votos, según resultados parciales.
En Gran Bretaña, el ultraderechista BNP y el Partido por la Independencia, que aboga por la retirada de la UE, podrían dar la campanada.