INGENIERO JACOBACCI (AJ).- Hace cuarenta años y utilizando el código Morse y la radiotelegrafía como medio de recepción de noticias, Ernesto Núñez fundó La Voz Antártica, un diario que se editaba en la Estación Científica Ellsworth.
Ellsworth es una base creada por Estados Unidos a mediados de la década del 50 en la Antártida Argentina, ubicada a 1.000 kilómetros del Polo Sur.
Sin haber estudiado periodismo, este jacobacino por adopción, comenzó allí a despuntar su vocación como comunicador social, que alimentó algunos años después como corresponsal del diario Sucesos de Bariloche y como reportero gráfico de este medio durante cinco años.
Luego de haber ingresado en la empresa estatal Correo y Telecomunicaciones, en 1949 con solo 13 años, comenzó a trabajar como radiotelegrafista en el Correo Central. Nueve años después, junto a un amigo y compañero de trabajo, decidió embarcarse en el rompe hielos General San Martín para trabajar como telegrafista en el continente blanco. Después de 19 días de navegación llegó a la base Ellsworth en diciembre de 1958.
En aquellos años, las agencias de prensa transmitían las noticias a través del sistema de telegrafía a los diarios del interior del país. "Con mi compañero, Demetrio Luisón, conocíamos las frecuencias porque habíamos trabajado en el Correo Central transmitiendo noticias para los diarios. Era a través del código morse. Entonces, entre las 6 de la tarde y las 12 de la noche, nos poníamos en frecuencia y escuchábamos las noticias. Las escribíamos y las pegábamos en una cartelera para que nuestros compañeros estuvieran más informados. Un día decidimos hacer un diario y así nació La Voz Antártica", recuerda. El pequeño diario era dirigido por Núñez, quien con una vieja máquina de escribir se encargaba de redactar las noticias que recibía Luisón a través del telégrafo. Otro compañero, hacía la gráfica y el jefe de la base era el dibujante.
La Voz se editaba diariamente con una tirada de un ejemplar que leían los 31 ocupantes de la Estación Científica Ellsworth. El ejemplar tenía entre cinco y siete páginas durante la semana y hasta quince en su "edición dominical". Incluía un resumen de las principales noticias argentinas, del exterior, locales y sociales, un ateneo cultural con divulgación científica, la cotización del dólar, datos del tiempo, y una sección denominada la "vuelta del sapo", con chimentos y anécdotas de la vida en la base. Hoy, cuarenta años después, Ernesto Núñez aun conserva las carpetas que contienen cada una de las ediciones de aquel diario editado en la Antártida. También un álbum de fotos en blanco y negro que cada tanto saca para recordar aquella linda experiencia que no solo le sirvió para hacer más llevaderos los días de sus dos años de permanencia en la Antártida Argentina, sino también para sacar a la luz su vocación de periodista.