Lunes 01 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 22 > Sociedad
Cuatro barrios de Cipolletti temen a una patota
Vecinos afirman que un grupo de jóvenes comete destrozos y robos en el sector. Piden un destacamento policial para los barrios CGT, Mercantil y aledaños.

CIPOLLETTI (AC).- "Esto ya no se aguanta. Necesitamos urgente un destacamento en esta zona", dijo la vecina Elba C. (62). A diario visita a sus pequeños nietos y si bien no vive en el sector, conoce los problema de vandalismo y de inseguridad que sacuden a los barrios CGT, Mercantil, Docente y Policiales, en la zona este del ejido de Cipolletti, pasando la avenida de Circunvalación y no lejos del predio universitario de Yrigoyen al 2000. En esos cuatro conglomerados periféricos viven más de 3.000 personas.

El área fue el escenario, meses atrás, de una patota juvenil que de manera cotidiana, como si gozara de alguna prerrogativa especial, atemorizó al vecindario de esos complejos barriales.

Luego de un paréntesis de calma -tiempo en el que hubo más patrullaje policial y una presión de los medios que ejerció de acicate- los patoteros, unos 20 años, volvieron a las andadas con idéntica determinación.

Por ejemplo, son frecuentes los atentados a las cajas del alumbrado eléctrico (las abren y provocan cortocircuitos) que derivan en la suspensión del servicio. Así, la oscuridad genera el terreno propicio para los "arrebatos" en la vía pública y los robos en viviendas.

"Cuando hay un corte de luz automáticamente todos nos encerramos en nuestras casas y empezamos a llamar a la policía, al municipio, a quien sea", afirman. "El que tuvo la mala suerte de dejar algo afuera por el apuro (ropa tendida, una bici, un auto abierto) perdió, porque estos ladrones, patoteros, muy agresivos se llevan lo que pueden sabiendo que no vamos a hacer nada", comentó una vecina, empleada de un comercio de las 1200 Viviendas.

Destrozos y peaje

Del vandalismo injustificado tampoco se salvan la placita cercana ni los juegos para los más chicos. Por ejemplo, las bases de las hamacas y los asientos son destrozados a patadas o con fierros. También los lanzan por el aire dejando las cadenas-sostén enredadas, junto con los asientos, en el caño mayor que está en la altura.

A los chicos y adolescentes que caminan por las calles de esos barrios, frecuentemente los abordan y les roban prendas de vestir, zapatillas y hasta le piden "dos pesos" para no "molestarlos", como si se tratara de un peaje.

El centro comunitario es blanco de pintadas y destrozos. Según cuentan los vecinos, cada vez que hay arreglos, a las pocas horas se produce una nueva incursión de los jóvenes vándalos.

"Tienen entre 14 y 17 años, aunque hay dos o tres más grandecitos, de 19 o 20, que serían los jefes", indicaron.

Hay un dato que preocupa a los vecinos, que lo denunciaron a la prensa pero pidiendo encarecidamente que se reserven sus identidades. "¡Tienen "handys" con los que se comunican y detectan la frecuencia de la policía!. Se dan aviso entre ellos cuando llegan extraños o se avisan cuando ven una casa sin sus moradores. Cuando llegan los patrulleros escapan, y es lógico porque los deben estar sintonizando", contó un vecino de raigambre y uno de los primeros pobladores del barrio más típico del sector.

Todos están pidiendo que haya más patrullajes policiales, que se investiguen los "handys" disponibles y que se hagan gestiones para la instalación de un destacamento en el sector.

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