Lunes 01 de Junio de 2009 Edicion impresa pag. 8 > Regionales
"Es inimaginable ver a un juez detenido"

-Aunque sea difícil dar una respuesta general, quisiera preguntarle si en su opinión, en los últimos años la justicia ha estado o no a la altura de la calidad institucional que el país requería.

-En efecto, es difícil una respuesta general. Hay áreas de la justicia que están mejor, pero también hay mucho dogmatismo. La enseñanza del derecho es muy mala, la práctica judicial es muy mala. Hay decisiones judiciales paupérrimas, no necesariamente por la mala fe del magistrado sino por ignorancia y prejuicio. Tiene que ver con el origen social de la mayoría de los jueces. Los pocos estudios sociológicos que hay en la Argentina muestran algo que es obvio: la justicia tiene un cierto color en términos de género, de raza, de clase social, de religión, y esos sesgos se reflejan en las decisiones.

-¿Influye más eso que las eventuales presiones políticas en la calidad de los fallos?

-Eso influye muchísimo y lo que hace es que haya una cercanía de intereses entre jueces y dirigentes.

-Los magistrados suelen decir que ellos son los más controlados, y mencionan que los controlan las partes, los tribunales de alzada, etcétera. ¿Es así, o son por el contrario el poder menos democrático de los tres?

-Es el menos democrático, eso es objetivo, sus miembros no son elegidos ni removidos democráticamente. Esto no es un insulto a la justicia. Se hizo a propósito, quedar aparte de la ciudadanía, con alguna buena razón. El Poder Judicial está mucho mejor remunerado, y tienen un sentimiento corporativo muy alto, y una práctica de protegerse mutuamente que les da enormes garantías. Cuando los jueces toman estas decisiones discrecionales, tiene que ver con que se sienten protegidos. No es de mala fe, parten de la certeza de que hacen algo que nunca les va a tocar a ellos. Si ellos supieran que podrían ser víctimas de la misma ligereza en la administración de la privación de la libertad, se cuidarían de lo que están haciendo. Pero tienen la certeza de que nunca, jamás, es inimaginable ver a un juez detenido. (G.B.)

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí