En el mundillo político local, ganado por cierta suspicacia, la pregunta sobre cuán independiente es el proyecto de Sapag respecto del de Sobisch es sólo comparable con la de cuán independiente es el proyecto de Farizano en relación con el de Quiroga. Acaso esto sea así porque, como recuerda un dirigente opositor, para la Argentina abrumada por el abuso de los mecanismos de poder "una cosa es ser el mejor número dos y otra muy diferente es ser el número uno".
En realidad, no se trata tan sólo de precisar quién puede más, Sobisch o Sapag, Quiroga o Farizano, sino de algo mucho más importante para todos: de saber si los proyectos eminentemente individuales son definitivamente irreemplazables o, por el contrario, existen alternativas más amplias y plurales. Más allá de que Sapag y Farizano distan de ser la misma cosa, la cuestión parece estribar allí.
En el caso del gobierno municipal, la última vez que afloró la pregunta sobre la independencia del proyecto que encabeza Farizano fue esta semana, cuando el intendente anunció, después de no pocas idas y vueltas, que las elecciones de concejales se realizarán el próximo 23 de agosto.
¿A quién beneficia más la decisión? ¿A Farizano, que intenta encabezar, hasta ahora sin excesiva fortuna, una gestión municipal multicolor que alumbre una alternativa al MPN en la provincia? ¿O a Quiroga, que previsiblemente usará su segura banca de diputado nacional como un escalón más en su proyecto político personal de acceder a la gobernación?
Las preguntas no son ociosas porque la decisión acerca de si convenía hacer las elecciones municipales juntamente con las nacionales, inmediatamente después o allá por octubre próximo, es una pulseada que tanto Quiroga como Farizano aseguran haber resuelto a su favor.
En realidad, tal vez tenga razón una fuente cercana al intendente: la fecha elegida es la menos problemática para ambos. Para Quiroga, porque al separar los comicios de los nacionales se preserva su estrategia de disparar contra el gobierno nacional (de lo contrario habría colisionado con el interés municipal por mantener buenas migas con el kirchnerismo). Para Farizano, porque una elección a mitad de camino entre el 28 de junio y el 30 de octubre está lo suficientemente cerca como para evitar que todo el año la gestión se contamine del clima electoral y lo suficientemente lejos como para que el gobierno municipal no se quede pegado al proyecto de Quiroga.
El otro aspecto crítico en el escenario político comunal es la proliferación de listas oficialistas. Hay siete en danza y esa fragmentación expresa la fragilidad del proyecto multicolor que gobierna el municipio.
"Me gustaría que haya una sola lista de unidad, pero lo más seguro es que se presenten tres listas oficialistas, y todas tendrán mi apoyo", admitió el miércoles Farizano.
Es un secreto a voces que el principal obstáculo para edificar una sola lista es el número uno. Mientras Farizano levanta la candidatura de la radical Marta Buffolo pero estaría dispuesto a ceder ese espacio en favor del peronista Darío Martínez, Une se empeña en llevar como estandarte excluyente la figura del secretario de Gobierno, Mariano Mansilla.
En realidad, Une viene experimentando un crecimiento sensible y aspira a consolidar a su principal referente de cara al 2011. Sus dirigentes hablan, inclusive, de reeditar el acuerdo social que dio origen al primer MPN (acaso olvidan que Sapag no logra encaminar el mismo empeño).
Para el farizanismo, tales desvelos por parte de Une constituyen una aspiración excesiva. "La instalación de Mariano está fuertemente sobrevaluada", se escuchó decir cerca del intendente.
En verdad, en las filas de Une se considera seriamente la posibilidad de que Mansilla encabece, en el 2011, una interna abierta para disputar la candidatura municipal de la oposición no emepenista con Farizano.
El espejo sería una compulsa idéntica por la gobernación, acaso entre Quiroga -si el ex intendente hace una buena performance el 28 de junio- y un representante del progresismo, por caso Raúl Podestá.
Frente a este tren de hipótesis floridas, la postura del farizanismo es dar tiempo al tiempo. "Hoy por hoy, una competencia entre Farizano y Mansilla sería un suicidio", observan en el entorno del intendente. Por el contrario, privilegian la postura de caminar de la mano un largo trecho y se tranquilizan pensando que, por ahora y quizá por mucho tiempo más, la gente confiará más en una propuesta encabezada por Farizano que piloteada por el antiguo abogado de ATE.
En cuanto a la relación con Quiroga, estiman que es "razonablemente buena", teniendo en cuenta las diferencias que ambos anidan respecto del gobierno nacional. "Se equivoca al nacionalizar su campaña", razonan, con todo, en la municipalidad. Piensan que al ex funcionario kirchnerista devenido en feroz opositor más le valdría ceñirse a la crítica al gobierno provincial y respaldarse en la heterogénea propuesta municipal. Recuerdan que, "como quedó demostrado con la derrota del 2007, ´Pechi´ solo no puede llegar".
Cerca de Quiroga están persuadidos de lo contrario, de que en estas elecciones su jefe, pegado a la figura de Cobos, cosechará "por derecha e izquierda" y eso lo dejará bien plantado en la puja por la gobernación.
Contrariamente a los devaneos pluralistas que se agitan en el ámbito municipal, están convencidos de que tanto pluralismo democratista lo único que logra es desdibujar la figura del intendente.
No obstante, aseguran que, arreglado lo de las elecciones nacionales, "está todo bien" con Farizano y que votarán a libro cerrado sus candidatos para el Concejo. Pero advierten que su jefe "no tiene candidato a intendente para el 2011". ¿Otra vez el número uno y el número dos?