LAGO PUELO (AEB).- Al cumplirse un año de la desaparición del joven discapacitado Javier Morales Palma, un centenar de vecinos se movilizaron para pedir por el esclarecimiento del caso.
La marcha silenciosa partió del barrio La Isla, donde el muchacho de 22 años vivía con sus padres, y recorrió las calles céntricas para detenerse ante el Juzgado de Paz y conocer el estado del expediente judicial.
Se recordó que el muchacho presentaba un retraso mental importante y epilepsia y que "salió de su casa aquel jueves 29 de mayo al mediodía y nunca regresó". En el rastrillaje articulado de inmediato participaron policías, bomberos, personal de Defensa Civil y pobladores. Desde buzos tácticos hasta especialistas en alta montaña lo buscaron, pero nunca se dio ningún dato certero sobre su paradero.
Alguna esperanza de que aparezca se tuvo hacia mediados de junio, cuando una perra entrenada siguió un rastro hasta un barranco, pero allí perdió la pista. A poco de comenzar el patrullaje, dos ovejeros alemanes traídos desde Esquel siguieron indicios del chico y llegaron a la vivienda de una mujer que le había dado de comer, a las 16 de aquel día. Luego avanzaron hasta el sitio donde otra persona lo habría visto una hora después y finalmente encontraron una botellita muy similar a la que el muchacho extraviado llevaba siempre consigo, aunque el operativo no pudo prosperar.
