Sábado 30 de Mayo de 2009 Edicion impresa pag. 18 > Opinion
Puerta 12

Ni superávit fiscal, ni exitoso canje de deuda, ni crecimiento económico ni boom exportador. El repertorio oficialista que se replicaba como muletilla durante todos estos años se acabó o, peor aun, se lo fagocitó el mismo gobierno.

El superávit fiscal, hoy, es una quimera y la deuda comienza a mostrar los efectos de un canje mal instrumentado y aplicado sólo para el cortísimo plazo. El boom exportador se desinfló a la par de la crisis del campo y el crecimiento económico sólo anida en algunas mentes febriles de la Casa Rosada que, con tal de mostrar signos positivos, acuden a todo tipo de mitomanía.

Las cuentas públicas dan cuenta de una realidad fiscal al borde del abismo. En el primer cuatrimestre del 2008, el resultado financiero había mostrado un superávit cercano a los 6.500 millones de pesos. En igual lapso del 2009, el Tesoro mostró un déficit que rozaba los 800 millones de pesos. Esto significa que el Estado gastó unos 7.300 millones de pesos más en un año, sin que esto se tradujera en mejora en la calidad de vida de la población.

Pero hay algo más grave. Este rojo de 800 millones de pesos se alcanzó aun cuando el Estado tenía mayores fondos. En este primer cuatrimestre, el gobierno contó con 4.000 millones de pesos provenientes de los aportes personales que antes iban a las cuentas en las AFJP, lo cual aumenta el gasto a más de 11.000 millones de pesos -unos 3.000 millones de dólares- en un año.

¿Dónde fue a parar semejante cantidad de dinero? Escuelas, hospitales, juzgados, comisarías, fronteras y mecanismos de defensa. Nada de eso. Ese rol básico del Estado ha sido abandonado a la buena de Dios. Ahora el gobierno empresario se hace cargo de compañías que el sector privado dejó de lado por su propia inviabilidad. Es decir, el gobierno se hace cargo de empresas que en cualquier país del mundo irían a la quiebra y las financia con los impuestos que paga la sociedad. Un jubilado que abona impuestos en las compras de sus necesidades básicas mantiene empresas que deberían ir a la quiebra y a las que en un proceso judicial normal podría habérselas considerado como "fraudulentas".

Sin embargo, el caso más patético de todo el modelo "Estado-empresario" se llama Aerolíneas Argentinas. Con el pretexto de la conectividad del país -como si no hubiera otras compañías prestando un servicio similar-, el Estado asumió un déficit operativo de 1,5 millones de dólares. Esto significa que toda la sociedad, con sus impuestos, tiene que mantener una compañía deficitaria para subsidiar a unos pocos privilegiados -en muchos casos extranjeros- que vuelan a centros turísticos. Y todo con los fondos que el Estado se incautó de los trabajadores que eligieron colocar sus ahorros en una AFJP. Una vez más, el Estado les quita a los pobres para subsidiar a la porción de mayores ingresos.

Hoy todo el mundo se preocupa, y con razón, por la confiscación de empresas del régimen venezolano. Sin embargo, cuando se confiscaron los ahorros previsionales de millones de trabajadores, los que hoy defienden la propiedad privada, mostraron un mutismo lascerante y permitieron la mayor exacción del siglo.

En el mismo sentido, la deuda pública, a pesar de la quita practicada en el canje, es mayor hoy que cuando asumió Néstor Kirchner. En el segundo trimestre del 2003, ascendía a 152.600 millones de dólares, mientras que a setiembre del 2008 el pasivo del país está en 174.450 millones de dólares. Ya no hay recursos disponibles para echar mano. Ahora se intensifican los retrasos en el pago a proveedores, no se devuelven reintegros y se vacían los presupuestos de los organismos descentralizados. ¿Qué queda? La mira del cañón kirchnerista apunta ahora sobre la city porteña y el sistema financiero. Varios botines apetecen al oficialismo y en todos está en juego la salud de los bancos.

"No descartamos una corrida para antes de las elecciones. La gente está muy asustada y una señal mal enviada puede desencadenar una nueva Puerta 12", reflexionó amargamente un encumbrado banquero.

 

MIGUEL ÁNGEL ROUCO (*)
DyN

(*) Analista económico

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